La frenética vida de Amy Winehouse a 33 años de su nacimiento

Murió a los 27 años de edad y dejó truncada una prometedora carrera musical


El cuerpo de Amy Winehouse fue hallado el 23 de julio de 2011 en su hogar en Camden Town, zona ubicada al norte de la ciudad de Londres. Su vida se apagó de forma súbita, consecuencia de un envenenamiento con alcohol. Tenía 27 años.
“No soy una artista nata. Soy una cantante nata, pero en realidad soy muy tímida”, dijo, en marzo del 2011, Amy Winehouse al diario británico The Telegraph. No lo sabía ella ni tampoco el periodista encargado, Neil McCormick, pero pocos meses después Winehouse estaría muerta.

El cuerpo de Amy Winehouse fue hallado el 23 de julio de 2011 en su hogar en Camden Town, zona ubicada al norte de la ciudad de Londres. Su vida se apagó de forma súbita, consecuencia de un envenenamiento con alcohol. Tenía 27 años.

Aunque lamentable, la noticia de su deceso no fue una sorpresa mayúscula: los últimos años de vida de Winehouse estuvieron marcados por el exceso y los abusos de drogas y alcohol; la cantante apareció en público muchas veces bajo el efecto de sustancias.
Además, la prensa británica la perseguía sin piedad y escarbaba en cada una de sus decisiones y en su batalla contra las adicciones y la bulimia.

Su estilo de vida frenético marcó su obra. La canción “Rehab”, tal vez su tema más popular, es un reflejo claro de ello. La canción narra los intentos de sus padres de someterla a tratamientos de rehabilitación. “Y yo dije no, no, no”, cantó Winehouse. En muchas entrevistas, contó que su dependencia del alcohol era un resultado de largas batallas contra la depresión.

Breve pero poderosa. Si bien la vida y carrera de Winehouse fueron truncadas por sus excesos y sus constantes recaídas, es innegable que su talento era único. Su música era una mezcla al dente de soul, blues y jazz. Su estilo estaba marcado por los grandes maestros de estos ritmos; su voz parecía sacada de otra época.

Sus dotes y capacidades fluían sin esfuerzo. Winehouse nunca recibió lecciones de canto más que durante la escuela primaria. Antes de dedicarse a la música trabajó brevemente como periodista de espectáculos.

Su álbum debut, Frank, publicado en el 2002, fue inspirado por una relación infructuosa con un reportero que conoció durante esos años.

Winehouse cosechó varios premios Grammy y, en su momento, fue la artista número uno de Gran Bretaña; sus discos se vendían por millones alrededor del planeta.
Su disco más exitoso fue Back to black, del 2006. La placa cuenta varios episodios de su relación con su exesposo, Blake Fielder-Civil.

El matrimonio, que se acabó en el 2009, fue un huracán que consumió en buena medida la vida de Winehouse: Fielder-Civil la introdujo a la heroína y al crack.

Algunos meses después de su fallecimiento, se publicó el disco Lioness: Hidden Treasures, que recopila canciones inéditas y demos de lo que iba a ser su tercer disco de estudio.

Cinco años después de su muerte, resultan cada vez más relevantes las palabras escritas por Janis Winehouse –madre de Amy– en su libro Loving Amy, del 2014: “Perdí a mi hija dos veces. Una vez en las drogas y el alcohol; la otra, para siempre, el sábado 23 de julio del 2011”.

SU BEBIDA FAVORITA, EL VODKA

Amy tomaba sobre todo vodka, pero también lo confundía o lo mezclaba con Ketamine, Éxtasis y, por supuesto, cocaína e incluso heroína, que esnifaba. Se tragaba la vida a base de drogas. Perpetuamente, al borde del colapso, la convencían de que fuera a una clínica para desintoxicarse. Era inútil.

El 23 de junio del año 2008, unos años antes de su muerte, un doctor dictaminó que Amy sufría enfisema pulmonar. Sus pulmones sólo operaban al setenta por ciento de su capacidad. El resultado de su angustia pulmonar era por culpa de que Amy no paraba de fumar “cocaína crack”. Amy se asustó tanto que empezó a dejar de fumar y se puso parches de nicotina. Unos pocos meses después, en octubre, el doctor que la medicaba en la London Clinic le dijo que sus pulmones estaban infectados. Lo que no se anunció en aquellos días era que Amy sufría de bulimia severa. Eso no se supo hasta que su hermana lo confesó un par de años después de su muerte.

Cómo murió Amy Winehouse es todavía un gran misterio sin resolver. Descartemos la posibilidad de un suicidio. En aquellos días, probablemente, Amy se había vuelto a enamorar. Un día de su muerte, un viernes 22 de julio del 2011, parece que vio a “su amor”, el semidesconocido cineasta Reg Traviss, con el que se iba a casar. Incluso hablaba con su madre Janis del traje de novia que se iba a poner para tal día. Pero ese encuentro sólo lo confirma su madre Janis. Otras teorías avalan el hecho de que Amy había caído en una depresión, porque había roto con el director de cine. Su ex-marido, Blake Fielder-Civil, que todavía estaba en la cárcel, no paraba de llamarla e intoxicarla con amor desesperado. Blake quería que ella lo sacara de la cárcel con el dinero de un buen abogado y volver a los brazos de Amy.


La última aparición pública de Amy fue el jueves día 21, fue dos días antes de su muerte. Amy se presentó en el Roundhouse de Londres, para apoyar el debut de su sobrina Dionne Broomfield. Pero fue una aparición patética. Cuando Dionne le puso el micro a Amy, que había subido al escenario, no podía cantar.

Sólo por la cabeza de Amy pasaba en aquellos días la película de sus sentimientos, de su situación o de su desesperación. El día anterior de su muerte, se cayó a la salida de un taxi, poco antes de almorzar con su madre. Janis dijo que su hija parecía “ida”, como si ya no estuviera en este mundo.

 

 

 

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