La Fiesta Nacional del Sulky​, un faro de identidad​

Hoy será la segunda jornada de la 31º Fiesta Nacional del Sulky en el Estadio del Club Unión Simoca en la histórica ciudad del sudeste tucumano. Se espera que una multitud vibre música y tradición en una fiesta que volvió a realizarse el año pasado después de siete años de interrupción.

Anoche comenzó en el Estadio del Club Unión Simoca la 31º Fiesta Nacional del Sulky en la histórica ciudad del sudeste tucumano. Se espera que una multitud vibre música y tradición en una fiesta que volvió a realizarse el año pasado después de siete años de interrupción. Simoca proviene del quichua “shim mu kay” y significa “lugar de paz y silencio” o “lugar de gente tranquila y silenciosa”.

En la conferencia de prensa que se realizó para el anuncio de la Fiesta, Elena Colombres Garmendia, vicepresidenta el Ente Tucumán Turismo señaló que "Simoca es una joya que tiene la provincia como destino turístico. El turista, antes de llegar a Tucumán, sabe que quiere conocer Simoca porque su Feria es un atractivo que invita a la gente a participar".

Luego Colombres Garmendia destacó que esta fiesta es una gran iniciativa que nutre aún más nuestro calendario provincial y pone en valor lo que es propio. "Hay orgullo por la tradición y esto diferencia a Simoca como destino nacional". Además de música, productos regionales y artesanos históricos la ciudad se ilustrará con desfiles de agrupaciones gauchas.

El sulky, vehículo simoqueño por excelencia llenará las calles y una vez más se transformará en un atractivo único para los turistas que se acerquen a disfrutar de este evento histórico.  La ciudad es reconocida por el valor de la feria los sábados, pronta a cumplir un siglo de vida. En ella, los vendedores ofrecen comidas regionales, artesanías, miel de caña, empanadillas y rosquetes. También artículos importados y cigarrillos en chalas.

En la feria sigue vigente la modalidad del “trueque” de productos. Se canjea una docena de huevos o un lechón por artesanías o accesorios equinos, como parte de la cultura del intercambio en el comercio local.

Simoca además es conocida como la “Capital Nacional del Sulky”. La caballería gaucha local representa un testimonio viviente de la historia del municipio y del país.

Lito Lesdesma ingeniero, periodista, locutor e historiador de Simoca contó que el sulky es “la esencia de Simoca, en la remembranza que se le hace a la soledad porque Simoca era una villa de inmigrantes árabes y españoles que debían andar en solitario grandes distancias. La zona rural, la campaña minifundista de cañeros chicos daba lugar a muchos caminos rurales secundarios y terciarios que unía al pueblo desde su interior y eso hacía que el sulky fuera el principal medio de locomoción”.

Ledesma señaló que “Yo vi todas las actividades de los simoqueños vinculadas al sulky, carro cañero tirada por mulas y bueyes y a los que se usaban para fiestas, casamiento, cumpleaños en donde se iba con caballos con monturas para varones y otras para mujeres, también como “coche de bodas”.

Para Simoca se trata de un carruaje mágico, testigo de innumerables casamientos, de socorridas y ayudas a enfermos, de jóvenes trasladados a escuelas y centros de estudio, un carro que ha sabido acompañar travesías de cantores y poetas, viajes de docentes, obreros llegándose a la obra. En las memorias y los relatos familiares de Simoca el sulky está vivo, como un lazo que organiza el relato.

Ledesma aseguró que “con el tiempo se reemplazó el sulky pero no la memoria popular, en los alrededores del predio donde se hace el festival de Simoca había un barrio que se llamaba La Hilacha donde se instalaban los pioneros de la feria, los hornos de los internos villeros y las familias criollas. Ahí estaban también los hilacheros a la orilla de las acequias y se veían los troncos del ferrocarril General Belgrano. En 1976 la feria se traslada a donde se la ve actualmente, donde por la época estaban los cardadores de caña en una zona que se llama El Sunchal”. Y definió con convicción que “Todo esto forma parte de la memoria y la trayectoria del pueblo”.

El sulky es símbolo de la zona de la campaña, “hoy quedan pocos” dijo Lito, “porque la gente usa otros vehículos. Del viejo Simoca, La rinconada, el Polear, El Oval, Los Guemes, el Jardín, Los Pérez, las Cejas, Campo Mayo, Valderrama, Yerba buena y Manuela Pedraza, todas zonas de la campaña, ya muy poca gente tiene el sulky, lo usan algunas personas para vender huevos y quesos. Pero el número de sulky hoy no llega a 100. El sulky es propio del modelo minifundista. Hoy la realidad es otra” señaló el especialista simoqueño.

El mantenimiento del sulky necesita mucha atención de caballos y bastante cuidado los elementos que implica, todo lo que se ve en el Rosedal que hoy es un museo histórico importante. Solo los herrajes y el tapiz del asiento se compran prefabricados, el resto de los componentes se preparan y ensamblan artesanalmente con madera de tipa, cebil, cedro y pacará, incluso los arneses de cuero son manufacturados localmente. Una vez armado, se pinta y se le hacen los filetes (adornos, decorado). Desde el inicio, se fabrican de acuerdo al pedido del futuro propietario, inclusive los detalles.

“Hoy hay que trabajarlo desde la memoria” expresó Ledesma. “Cuando yo cree el festival lo hice como corolario de la zafra cañera, todo festival debe conmemorar un momento de alegría y logro. El primero se hizo el 26 y 27 de octubre del 1973.

La primera fiesta tuvo conferencias sobre Cultura Popular y folclore, con el hijo de Chazarreta como figura, concursos de pintura y artesanos, presencia de artesanos muy  importantes como Anastasio y Valdez, que hacían monturas y trabajos equinos, Y hubo talleres de sulky. En ese momento participaron todas las instituciones del pueblo. Y me propuse en ese tiempo comenzar mi trabajo de reconstrucción de la historia de Simoca, no solo del sulky, sino de los empanadilleros y chancheros, los que hacen chorizos y embutidos, arrollados, locro y demás. Después de mucho tiempo se volvió a  hacer el festival con mucha participaron de los vecinos. Pero el Festival siempre fue eso, alegría y memoria”.

No es un año más, es el lanzamiento de una fiesta que tras su vuelta se consolida y parece retomar el camino que la vuelve entrañable para su pueblo. Ledesma resumió diciendo que “el público es sencillo pero muy participativo, por eso en la actualidad la fiesta del sulky despierta la curiosidad de los docentes investigadores, académicos. Y ayuda a forjar la identidad de los simoqueños y a transmitirla entre todos los niños. Nosotros somos parte de la llanura y a veces nos cuesta cantar al trabajador de la pelada de caña, a la mujer guapa de la llanura, al hombre pobre que vino de Santiago o de Salta. Para eso están los festivales, para cantarles a los tuyos”.

Ya retomando la propia biografía Lito contó que “mi bisabuelo llegó de Santiago antes de 1900 y se quedó en el pueblo. Formó familia, se fue conformando como parte de los pequeños cañeros. En aquella época en Simoca no había negros, pero sí negreros. Las fiestas como estas sirven para reencontrarse con la fuerza del optimismo para crecer.

Simoca tiene los caminos más pobres, refunfuña Lito, pero con un quejido esperanzado “se inunda siempre, tiene gente sin trabajo, no hay ingenios ni grandes urbes aquí. Pero nuestra gente sencilla y humilde tiene muchísimo para dar y tiene ese lazo con su pueblo que la hace gritar fe. Es un pueblo de muchísima Fe, de mucha oración, un pueblo que encarna un canto a la esperanza. Recuperar el festival del año pasado fue un gran acto de esperanza que nos abre un camino”.

“A este festival va a venir muchísima gente a divertirse y a reunirse. El sulky es ese elemento que une en toda esta historia. Además hay que levantar el sentido de la tradición y de la Fé en la virgen de la Merced, esa fe que nos hace sobreponer en las adversidades” destacó el periodista.

Los jóvenes van a continuar enriqueciendo el festival, le van a poner más análisis, cuando vienen al Museo del Rosedal lo hacen “con vocación investigativa y comienzan a reconstruir la historia del pueblo, con orgullo y con sentido de pertenencia” se conmovió Ledesma.

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