Argentina-Croacia, la final de la Copa Davis: cómo es el protocolo de seguridad que la ITF exige para el trofeo

La Federación Internacional impone pautas especiales de armado, traslado y limpieza; cómo se lo cuidó en la final de Mar del Plata 2008

El auditorio de la sala de conciertos Vatroslav Lisinski está en ebullición. Periodistas, reporteros gráficos, técnicos y asistentes de TV, autoridades del tenis y el sponsoreo, y familiares de los protagonistas acaban de presenciar el sorteo del orden de partidos de la final entre Croacia y la Argentina. Ella, en el corazón del gran salón, luce radiante y atractiva. Tras los distintos actos protocolares, un curioso se abalanza contra la -mal llamada- ensaladera y es detenido inmediatamente por dos guardias de seguridad privada. El muchacho apenas quería tomarse una foto de recuerdo con la copa, pero este objetivo preciado cuenta con una serie de protocolos irrenunciables. La Davis, con una altura de 1,10 metro y cuyo peso completo pasó a ser de 105 kilos -con los años se le fue agregando bandejas para colocar los detalles de las finales y tiene capacidad hasta 2036-, se protege con demasiado celo. Existen numerosas pautas de la Federación Internacional de Tenis para su armado, manipulación, seguridad y traslado.

El trofeo se envía a los distintos países en cuatro grandes cajas acolchonadas por dentro: tres para los zócalos de nogal y una para la bandeja de plata. A las personas autorizadas para maniobrarla se les reclama que tengan mucho cuidado al montar y desmontar el trofeo. Incluso, se debe utilizar un mínimo de tres personas para levantar cuidadosamente cada elemento. Los zócalos nunca deben estar apoyados en el piso y, antes de armar o desarmar la copa, la bandeja debe ser retirada del zócalo superior por asistentes que, sí o sí, tienen que llevar guantes todo el tiempo y quitarse los anillos, relojes y pulseras para evitar rayarla. Los soportes y la plata se limpian con paño y con sustancias especiales para madera y metal. Las plaquetas adheridas tienen los nombres de los campeones y finalistas, con jugadores y capitanes.

El responsable del traslado y del seguro de la Copa Davis es el país que la ganó y la tiene. Claro que si decide exponerla debe contar con una seguridad permanente. La ITF tiene su propio seguro, pero cada federación debe añadir un resguardo legal. En noviembre de 2008, la copa llegó a Buenos Aires y fue trasladada a Mar del Plata para la final frente a España. Durante aquellos días, se transportó en un camión blindado, "descansó" en la bóveda de un banco y finalmente el viaje a la ciudad balnearia demoró diez horas, fue custodiada por el Grupo Halcón y monitoreada por un helicóptero durante el trayecto. Hasta esa oportunidad, sólo había estado en la región en 1976, en Santiago, para la final entre Chile e Italia, según apunta el libro Historia del tenis en Argentina, de Roberto Andersen y Eduardo Puppo. El país ganador de la Davis puede contar con el trofeo hasta después de las semifinales; luego, se envía de regreso a Londres para la limpieza y continúa el viaje a la nación anfitriona para la final. Y la rutina se repite, una y otra vez.

Durante los partidos, el trofeo se exhibe en un lugar de privilegio. Los argentinos no quieren ni mirarla. Pretenden, de una buena vez, poder alzarla y besarla. Aunque los encargados de seguridad se enojen.

G.I

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