Nick Kyrgios, otra vez en el ojo de la tormenta

El tenista australiano, protagonista de varios escándalos en el circuito profesional, volvió a ser castigado por la ATP y tras perder con Seppi avisó que tiene que dejar de jugar al... básquet.

Nick Kyrgios no tiene paz. En el conviven, como en la novela de Robert Louis Stevenson, la capacidad del Doctor Jekyll y la maldad del señor Hyde. El primero está representado por un inmenso talento y un saque letal, que lo ubican a sus 21 años como uno de los jugadores llamados a suceder al Big Four -Djokovic, Murray, Federer y Nadal-.

Sin embargo, el australiano, 13 del ranking mundial y ganador de tres títulos el año pasado, no puede con su genio y es raro que pase dos o tres torneos seguidos sin castigos de la ATP por su comportamiento díscolo, más propio de alguna estrella de la NBA -el deporte que más le gusta- que de un jugador de tenis. En las últimas dos temporadas se peleó con todos: rivales, jueces, público y hasta lo obligaron a ir al psicólogo antes de volver a jugar.

Su actitud antideportiva que más trascendió es difícil de superar. Fue en el Masters 1000 de Montreal en 2015, contra Stan Wawrinka, un jugador tan talentoso como respetado por sus colegas. "Kokkinakis (tenista australiano) se acostó con tu novia, siento decírtelo", le dijo en pleno partido.

El suizo se contuvo para no reaccionar en la cancha, pero con la derrota consumada comentó en conferencia de prensa: "Es decepcionante ver como un deportista y un compañero puede ser tan irrespetuoso, de una manera que ni siquiera podía imaginar. Lo que dijo no se lo diría ni a mi peor enemigo".

Esa vez la ATP lo sancionó con 10 mil dólares una cifra insignificante para un tenista de este nivel, pero el peor castigo lo recibió por parte del público, que lo chifló durante el siguiente partido. Esas cosas, que en el fútbol podrían tomarse como una picardía de mal gusto, en el tenis no se toleran. Hasta Roger Federer dijo lo suyo: "Sin dudas cruzó una línea. Queremos que los chicos se acerquen al tenis porque es un deporte agradable y ese no es el camino".

Kyrgios, después de una levísima autocrítica, siguió haciendo de las suyas. Pero tuvo algunos capítulos épicos más para agregar su prolífica biografía de chico malo. A fines de la pasada temporada fue un paso más allá y tiró un partido de una manera burda. En la segunda ronda del Masters 1000 de Shanghai "no jugó" contra Mischa Zverev. Sacó mal adrede, no corrió para devolver los golpes de su rival y le gritó al juez de silla: “¿Podés darlo por terminado y me voy a mi casa?”. ¿Hay más? Siempre hay más... un espectador le recriminó durante el juego su pésima actitud y tenista replicó después: "Si no te gusta, no te pedí que vinieras a verme, simplemente márchate, y si eres tan bueno dando consejos y jugando al tenis, ¿por qué no estás en el circuito?". Tras ese nuevo exabrupto se lo multó con 16.500 dólares y la prohibición de jugar al tenis por tres meses, que luego fue reducida a poco más de 30 días con la condición de que Nick fuera a un psicólogo deportivo.

En el actual Australian Open, su primer gran torneo luego de ese incidente, la ATP lo castigó por los insultos que profirió en su choque de la segunda ronda contra Andreas Seppi. Pero lo peor para él fue la inesperada caída, tras una ventaja inicial de dos parciales. Luego de la que hizo una confesión que lo pinta de cuerpo entero. "Me la tengo que tomar en serio... Quizás no debería jugar tanto baloncesto, pero amo ese deporte y me duele la rodilla, pero soy joven y uno vive y aprende". ¿Podrá?

Fuente: TyC Sports.

GP.

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