INTERNACIONALES |

Más lluvias amenazan con agravar los estragos en Perú

Pronosticaron un nuevo frente de tormentas en los Andes peruanos y temen que haya nuevas inundaciones. Las precipitaciones en varias ciudades dejaron 75 muertos, 263 heridos, 20 desaparecidos y 630.000 afectados

Un nuevo frente de lluvias pronosticado sobre los Andes de Perú amenaza con agravar las inundaciones sufridas en las últimas semanas, que ya dejaron 75 muertos, 263 heridos y 20 desaparecidos.

Perú intenta reponerse de los estragos causados en sus costas por avalanchas de lodo y piedras así como por el desborde de ríos que, tras haber golpeado la capital, se ensañaban nuevamente con la zona norte, inundando ciudades y cortando carreteras.

El sábado una turbia y potente riada –la quinta de los últimos días– llegó hasta el centro de la ciudad de Trujillo, la tercera más importante del país, colmando sus calles y obligando a la ciudadanía a quitarse los zapatos y a abrazarse unos con otros para poder atravesar las calles sin ser arrastrados. 

"Huaicos", como se conocen en lengua quechua en el Perú las avalanchas que descienden de los cerros tras fuertes lluvias o desbordes de ríos, volvieron a deslizarse como serpientes de lodo por las calles de la ciudad, arrasando todo a su paso: viviendas, pertenencias y personas. También complicó la operación de aeropuerto de la ciudad.

"Estoy más de cinco días varado en Trujillo. Tengo a mi familia que vive en una zona de Lima afectada por los huaicos, pero no tengo comunicación. Somos más de 500 personas varadas aquí. No tenemos probabilidad de viajar. Sólo esperamos, no nos queda otra", dijo Ernesto Álvarez.

Las lluvias tampoco cesaban en el norte. En Piura, las calles volvían a anegarse tras el incesante llanto de El Niño Costero, un calentamiento del mar frente a la costa peruana, que genera alta evaporación y nubes cargadas.

Las precipitaciones generan avalanchas desde las alturas andinas e incrementan el caudal de los ríos, que se desbordan y destruyen todo a su paso, y ya dejaron 75 muertos, 263 heridos, 20 desaparecidos, unos 100.000 damnificados y 630.000 afectados.

Mientras tanto, la ayuda humanitaria recabada por el gobierno y por particulares era enviada por avión y barco a las zonas afectadas. 

"Esta crisis va a pasar y mientras tanto, debemos ayudarnos todos juntos para solidarizarnos con los que son víctimas de estos problemas", dijo el presidente Pedro Pablo Kuczynski.

Las precipitaciones han dejado sumergida a la ciudad de Huarmey –300km al norte de Lima–, con vecinos que reportan inundaciones que superan el metro de altura. Imágenes de televisión muestran como algunas personas usan botes para moverse por las principales calles y recuperar sus pertenencias. El alcalde local, Miguel Sotelo, irrumpió en una conferencia de prensa del presidente el viernes, para pedir ayuda. 

"Mi pueblo está inundado. Tres días y ya estamos bajo el agua. No hay luz ni comida en mi pueblo. Por favor, el cauce del río pasa por mi pueblo. Le pido con respeto, cinco volquetes y dos excavadores para cortar el río y que no entre a mi pueblo", suplicó.

El gobierno aseguró que estaba atendiendo el problema. "En Huarmey y en Casma hemos tenido tres puentes que han colapsado y hemos recuperado la conectividad", explicó el ministro de Transportes, Martín Vizcarra.

La noche del sábado también se reportó la caída del puente Virú, que une Trujillo con Lima, debido a que su estructura fue erosionada por las inundaciones. "Se cayó el puente, es la vía que une el norte de Perú con Lima. Este es un llamado de auxilio", dijo a la prensa el alcalde de Virú, Ney Gamez.
Vizcarra informó que se ha dispuesto el traslado inmediato de estructuras para recuperar la conectividad en el norte del país en 24 horas.

Zozobra en Lima
En tanto, tras las avalanchas y los desbordes de ríos que golpearon Lima, cientos de personas residentes del sector de Chosica amanecieron ayer en carpas instaladas en campos deportivos o colegios cercanos a donde estaban sus viviendas, ahora arrasadas por el lodo.

La alerta roja ante nuevos huaicos en la capital se levantó la noche del sábado y poco a poco era restituido el servicio de agua potable, restringido ante la turbiedad de las aguas del río Rímac, difíciles de captar para consumo humano. Ello obligó a los ciudadanos a salir a buscar el líquido hasta en las piletas de la Plaza Mayor de la capital.

Pero la amenaza de nuevos desbordes del Rímac es constante. Sigue desplazándose con furia, quebrando puentes, inundando vías y amenazando las casas construidas en su ribera. Las clases escolares siguen suspendidas. 

GP.

Dejá tu comentario