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Isabel II cumplió 91 años sin signos de ocaso

65 de ellos los cumplió en el trono y aún no hay indicios visibles de su fin, más allá de un paulatino abandono de los viajes demasiado largos.

Isabel II de Inglaterra cumplió este viernes 91 años, 65 de ellos en el trono, sin indicios visibles de su fin, más allá de un paulatino abandono de los viajes demasiado largos.

Las celebraciones fueron discretas, en comparación con las de su 90º cumpleaños, que incluyeron la extensión de la hora de apertura de los bares y culminaron con un picnic para miles de personas en el Mall, la alarga avenida que discurre al lado del parque de Saint James y acaba en el palacio de Buckingham, su residencia.

Cuatro hijos, 8 nietos, 5 bisnietos, 13 primeros ministros en su reinado y 16 países bajo su Corona, contemplan a la reina.

Sus declaraciones espontáneas rara vez trascienden y sus opiniones personales son un enigma, pero en junio de 2016 describió su estado con un sucinto "todavía estoy viva", en una charla con el recientemente fallecido Martin McGuinness, lider republicano norirlandés.

La reina celebra su cumpleaños dos veces: una en su fecha exacta, en privado, el 21 de abril, y la otra, públicamente, en mayo o junio, cuando hace mejor tiempo, presidiendo un gran desfile militar.

De todos modos, este viernes se realizaron las tradicionales 41 salvas de cañón en Hyde Park, y 62 en la Torre de Londres, la fortaleza medieval a orillas del río Támesis, además de en otros puntos del país.

En una decisión sin apenas precedentes, Isabel II tuvo que cancelar varios compromisos navideños por un resfriado, pero sigue estando muy presente en el primer plano. En 2016 atendió 332 compromisos oficiales, 341 en 2015, y 393 en 2014.

Con miras a reducir un poco la actividad, la reina abandonó recientemente el patronato de 25 organizaciones de beneficencia (de las 600 a la que pertenece), y lo delegó en otros miembros de la familia real.

Además, cedió a su hijo Carlos, de 67 años, el eterno heredero a la Corona, muchos de los viajes largos, de preferencia a países de la Commonwealth.

Isabel II nació en Londres el 21 de abril de 1926. Cuando ascendió al trono en 1952, con sólo 25 años, Winston Churchill era primer ministro, India acababa de conseguir su independencia y Gran Bretaña todavía gobernaba en partes de Asia y África.

Desde entonces, se ha convertido en un símbolo de continuidad que pasó a través de la desintegración del imperio, la Guerra Fría, los cambios sociales de la posguerra, los felices años 60, la llegada de la era digital, y la salida de la Unión Europea en el referéndum del 23 de junio de 2016.

Los tiempos cambiaron y la popularidad de la monarquía sufrió altibajos, pero la reina fue siempre una figura popular, posiblemente la mujer más reconocida del mundo.

El 9 de setiembre de 2016, a las 17H30, se convirtió en la persona en ocupar más tiempo el trono británico: 23.226 días, 16 horas y aproximadamente 30 minutos, o 63 años 7 meses y dos días, superando a su tatarabuela Victoria, que reinó entre 1837 y 1901.

"Inevitablemente, una larga vida puede superar muchos hitos. La mía no es una excepción", argumentó entonces.

Isabel Alejandra María -apodada "Lilibet" por su familia- era la tercera en la línea al trono después de su tío Eduardo, príncipe de Gales, y su padre Alberto, el duque de York.

La princesa se convirtió en heredera cuando su tío abdicó sorprendentemente siendo ya Eduardo VIII -para casarse con la divorciada estadounidense Wallis Simpson- y su padre le sucedió como el rey Jorge VI. El reinado de su padre se alargaría de 1936 hasta su muerte en 1952.

En el mensaje que dirigió al país cuando cumplió 21 años, declaró: "Mi vida entera, sea larga o corta, estará consagrada a vuestro servicio", en un mensaje radiofónico que se convirtió en su bandera.

En noviembre de aquel año, 1947, se casó con su primo tercero, el comandante naval Philip Mountbatten, que renunció a sus títulos de príncipe de Grecia y Dinamarca para casarse con ella y convertirse en Felipe de Edimburgo, todo un personaje de porte aristocrático y lengua afilada, conocido por sus salidas de tono.

GP.

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