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Los socios comerciales que no se llevan bien también necesitan terapia

Los socios en una empresa pueden no llevarse bien o disentir en torno al rumbo que debe tomar la firma. Si no logran zanjar sus diferencias, algunos van a un terapeuta o a un coach. Y están los que acuden a un equivalente a un consejero matrimonial.

"Cuando la gente pasa ocho horas o más junta, probablemente 10 o 12, si no más, es natural que surjan diferencias", dice Jonathan Alpert, psicoterapeuta y coach de ejecutivos en Nueva York.

Muchas firmas contratan consultores para ayudar a los ejecutivos a manejar a sus empleados o a agilizar el funcionamiento de la empresa. Pero la asesoría en torno a las relaciones entre los dueños es un tema diferente, en el que los propietarios deben aprender a comunicarse y trabajar juntos, y comprender los asuntos que entorpecen la relación.

Algunos propietarios de firma acuden a Alpert cuando hay una crisis y le dicen "no nos llevamos bien" o "el negocio no funciona y no sabemos por qué". Otros, según Alpert, expresan quejas típicas de una pareja: "Siento que no estoy siendo escuchado. Que no me respeta. Ya no confío en él".

"Es como si fuese un matrimonio infeliz", dice el coach de ejecutivos Roy Cohen.

Alpert asegura que en los últimos años ha aumentado la cantidad de gente que busca su ayuda. Pero cuesta saber específicamente cuánta gente acude a estos especialistas. Cohen, por su parte, dice que la gente no tiene problema en admitir que acude a terapia de parejas, pero es más reacia a comentar que necesita terapia laboral.

"Alguna gente lo ve como un signo de debilidad", explica Cohen, quien está basado también en Nueva York. Pero acota que su terapia fue vital para la gente que lo consultó.

Vistazo a las formas en que puede ayudar la terapia para dueños de empresas que no se llevan bien:

ESTILOS CONTRASTANTES

Jessica Bridge y Dan Cypress empezaron a ver a un terapeuta hace seis años porque querían asegurarse de que sus estilos diferentes no generaban problemas en la agencia de bienes raíces que fundaron hace diez años.

"Dan y yo somos muy diferentes. Uno puede ser impulsivo e idealista, el otro calculador y cauteloso", dice Bridge, copropietaria de la agencia Element Real Estate. "A veces cuesta encontrar el punto medio".

Cypress había trabajado en el mundo de las finanzas y Bridge había sido propietario de un bar y estaba más acostumbrado a servir al consumidor.

"Tenemos ideas y aptitudes muy diferentes y nos pareció sensato ir a un terapeuta para parejas", dice Cypress.

Pensaron que la terapia mejoraría lo que ya era una buena relación.

"Fue bueno escuchar (al terapeuta decir) que somos personas diferentes. Que no tenemos que actuar de la misma manera", dice Cypress.

PROBLEMAS DE COMUNICACIÓN Y ESTRATEGIA

Stephanie Shyu dice que ella y su socia se entendían bien cuando fundaron hace tres años AdmitSee, una firma de San Francisco que ayuda a los estudiantes a matricularse en universidades.

Pero a medida que pasó el tiempo comenzaron a surgir diferencias en torno a la estrategia a largo plazo y a la forma en que había que manejar la compañía.

"No estábamos a los gritos, pero no nos comunicábamos de una forma eficiente", relata Shyu.

Los desacuerdos comenzaron a afectar al personal. "Les costaba seguirle los pasos a dos fundadores, que tenían visiones diferentes", señala Shyu.

La mujer empezó a trabajar con un coach para ejecutivos y a los pocos meses convenció a su socia de que fuese a las sesiones. "Las dos queríamos resolver esto", señaló.

El coach las hizo sostener discusiones sin rencores y durante las sesiones las socias se decían cosas como "te veo haciendo esto y me afecta emocionalmente; lo que me gustaría ver es esto", relata Shyu.

En la oficina, sin embargo, los problemas reaparecían. Hasta que llegaron a la conclusión de que no tenían arreglo y disolvieron la sociedad. Dicen que, de todos modos, sienten que la terapia las ayudó.

DOS SOCIOS QUE QUIEREN SER EL QUE MANDA

Andrew Legrand y su socio en un estudio de abogados decidieron buscar ayuda para limara tensiones en su relación.

"Cada vez que nos reuníamos, nada funcionaba", dice Legrand, dueño del bufete Spera Law Group de Nueva Orleáns.

Los abogados se reunieron con un mediador que también era psicólogo y quien les dio un programa para ayudarlos a entenderse mejor, a comprender sus estilos, sus visiones y sus valores. También debían evaluar sus papeles y sus responsabilidades.

Se dieron cuenta que los dos querían ser el que manda y que eso no funcionaba.

"En realidad, no teníamos problemas. Solo que los dos queríamos algo que se ajustase a nuestras personalidades y eso no puede ser", dijo Legrand.

Los abogados disolvieron la empresa y ahora tienen poco contacto, indicó Legrand.

Agregó que, en el futuro, se va "a asegurar de que tenemos la misma visión en cuanto al estilo y los valores" de la firma.

NEGOCIO DE FAMILIA

Cuando los propietarios de un negocio son familiares tienen que aprender a relacionarse de otra forma más profesional y a incorporar a las nuevas generaciones. La familia Dager, dueña de la heladería Velvet Ice Cream de Utica, Ohio, consultó a un coach cuando la cuarta generación se aprestaba a hacerse cargo de la empresa.

Necesitaban ayuda para decidir qué participación tendría cada familiar en la firma y cuáles serían sus responsabilidades, según la presidenta de la compañía Luconda Dager. Ella y su hermana Joanne dirigen la operación ahora. Su padre Joe es el presidente.

El coach "nos dio otra perspectiva de afuera y nos hizo hablar de cosas de las que generalmente no hablamos", comentó Luconda Dager. Cuando no encontraban respuestas a un problema, las ayudó el que hubiese una tercera persona que las orientase y las hiciese dejar de lado sus sentimientos al tomar decisiones.

Diez años después de la primera consulta, las Dager siguen viendo al coach unas pocas veces al año. El coach les recuerda que, además de manejar el negocio, tienen que disfrutar de la familia.

"Nos dijo, 'asegúrense de que se preguntan cómo les fue en el fin de semana y de que siguen siendo hermanas", dice Dager.

GP.

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