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Un soldado de EEUU, detenido por intentar ayudar al Estado Islámico

Un soldado estadounidense, que sirvió en Irak y Afganistán y actualmente estaba destinado en la base militar de Schofield Barracks (Hawai), fue detenido el pasado 8 de julio por presuntamente intentar proveer apoyo material y recursos al Estado Islámico.

Está previsto que el sargento Ikaika Kang, de 34 años, comparezca ante el juez Kenneth Mansfield esta madrugada (hora española), en el tribunal federal de Honolulu, para la lectura de cargos. 

La demanda presentada por la Fiscalía acusa a Kang de haber cometido cuatro delitos relacionados con el apoyo al "grupo terrorista extranjero" y al que habría jurado lealtad. Varias fotografía de la 'ceremonia' -unas de ellas besando la bandera de ISIS - se han aportado como prueba al caso, que fue investigado por la Agencia Federal de Investigación (FBI) y la división de investigación criminal del ejercito.

El texto presentado en el juzgado detalla que el 21 de junio, el sargento intentó facilitar documentos militares a supuestos extremistas "algunos de los cuales no eran públicos" y otros que eran clasificados de secretos. En esos días, también trató de proveerles con un dron GoPro Karma y ropa militar, y vídeos de entrenamiento sobre técnicas de combate.

La declaración jurada de un agente FBI, que sirve de base para la acusación de la Fiscalía y a la que tuvo acceso Associated Press, detalla que Kang compró un dron -con la intención de que se usase para sortear los tanques estadounidenses en el campo de batalla- y que iba a supuestamente acabar en manos de IS. También grabó vídeos para ayudar a la formación de los combatientes de la organización terrorista y que iban a ser enviados a Oriente Medio.

La investigación del FBI comenzó en 2016 cuando los superiores de Kang empezaron a sospechar de su radicalización. "Fue reprendido en varias ocasiones por amenazar con herir o matar a otros miembros de servicio, y por discutir puntos de vista pro-ISIS mientras estaba en el trabajo", apunta la declaración jurada. 

Cuatro años antes, Kang ya había mostrado en público una actitud preocupante para el Ejército. Su acreditación militar le fue revocada en 2012 por hacer esos comentarios en defensa del Estado Islámico estando de servicio. La recuperó un año más tarde, pero en 2016 sus superiores recelaron del sargento. Después de que trasladasen al FBI sus dudas sobre Kang, los agentes investigaron su ordenador. "Encontraron documentos [clasificados], junto a vídeos y otros materiales que les condujo a ir de encubierto para hacerle creer que estaba en contacto con el grupo extremista", según recoge el documento del FBI.

Durante las pesquisas del último año los agentes encubiertos y confidentes de la agencia se hicieron pasar por simpatizantes de ISIS para vigilar a Kang y sus actividades. En sus interacciones con estos, el soldado dijo que los miembros del Estados Islámico "estaban luchando contra gente que había cometido genocidio" y expresó sus temores a ser descubierto por el FBI .

La demanda criminal presentada por la agencia de investigación alega también que Kang declaró su fidelidad al Estado Islámico y a su líder Abu Bakr al-Baghdadi. Además había manifestado que quería utilizar su rifle "para matar a un montón de gente", según se detalla en la declaración jurada. Kang tenía dos armas registradas a su nombre.

El agente especial Paul Delacourt, que anunció la detención del sargento por un equipo de los SWAT el 8 de julio, subrayó que creen que Kang actuaba solo. Su primera aparición en el juzgado tuvo lugar dos días más tarde.

Su abogado de oficio, Birney Bervar, sostiene que el Kang sufre un desorden de estrés postraumático derivado de su servicio en el ejército y que, en cierto sentido, la agencia federal le tendió una trampa. Los problemas mentales de su defendido, explicó Bervar a los medios estadounidenses, comenzaron cuando volvió de Irak, donde estuvo de campaña en 2011. También le afectó su paso por Afganistán, donde fue destinado en 2014.

"Me parece que han explotado su enfermedad mental y han echado gasolina en el fuego de ella para que cometa un crimen y pudieran arrestarlo", señaló Bervar, que quiere que su cliente sea evaluado psicológicamente para comprobar su estado de salud.

Originario de la ciudad de Waipahu -en la isla de Oahu-, Kang trabajaba de controlador aéreo en la base militar. De ser encontrado culpable, el sargento se enfrenta a una "pena máxima de 20 años de prisión y hasta 250.000 dólares de multa por cada uno de los cargos", según informó el Departamento de Justicia aludiendo a la sentencias estatutaria prescrita por el Congreso.

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