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Francia y la otra revolución: El triunfo de un fútbol práctico, veloz y eficaz

Los dirigidos por Didier Deschamps marcaron tendencia con su estilo en el Mundial. Una selección que sin tener demasiado la pelota, fue desarmando a sus rivales fase a fase, hasta llegar a la consagración. (Por Eduardo Telias)

El 5 de julio de 2012, cuando asumió al frente de la selección francesa Deschamps, comenzó un proceso que culminó este domingo con la gloria, bajo una torrencial lluvia en el estadio Luzhnikí de Moscú. El momento cúlmine para cualquier futbolista: levantar la copa del mundo. Un trabajo de poco más de seis años. Trabajo puro, cero improvisación. Así se gestan las cosas importantes. 

Deschamps, en andas

En un Mundial en donde selecciones como Alemania, Argentina, Brasil o España no supieron o no pudieron imponer su fútbol, aparecieron selecciones como Francia, Croacia o Bélgica que introdujeron identidades refrescantes para convertirse en protagonistas en Rusia 2018.
Al término de la primera fase, el ex futbolista alemán, Lothar Matthäus analizó: “para las grandes naciones, este Mundial ha sido una advertencia de que tenés que estar totalmente despierto desde el minuto uno. Y también muestra que el juego de posesión que caracterizó durante años a España y a Alemania ya no conduce automáticamente al éxito. Ahora hay que hacer cambios de ritmo más a menudo”.


La definición de Matthäus , encuadra perfectamente con el fútbol desplegado por Francia que terminó coronándose como el mejor. Un equipo práctico, veloz y eficaz. Práctico, porque no necesita tener demasiado tiempo la pelota como para causar daño a sus rivales, con dos o tres toques es capaz de llegar al área contraria. Veloz, porque cuenta con jugadores que le imprimen intensidad y dinámica al juego, de mitad de cancha hacia adelante.  Y eficacia, porque aprovecha a pleno las oportunidades de gol que se le presentan en cada partido y que le permitieron dejar en el camino a grandes selecciones.


Un equipo que supo entender el mensaje de su entrenador y en donde cada uno tenía claro cuál era su rol. Lo colectivo estaba por encima de lo individual. Compacto y solidario, así fue este campeón. Hugo Lloris, un arquero seguro, que siempre tuvo intervenciones fundamentales, en los diferentes encuentros. Una línea defensiva que mostró solidez y pocas veces pasó sobresaltos. En la mitad de la cancha existía un equilibrio admirado, con futbolistas que interpretaban los momentos de cada partido y así sabían cuando defender y cuando atacar. Con la inteligencia y precisión en el manejo de la pelota de Antoine Griezman, una de las grandes figuras de este Mundial. Con un Mbappé explosivo, que da la sensación que cuando comienza a correr, es una utopía detenerlo. Y con el extraño caso de un número nueve, Olivier Giroud, que no hace goles pero que inquieta a sus rivales y colabora con sus compañeros.

Los festejos se desataron una vez finalizado el encuentro


En la final se encontró con una combativa selección de Croacia que fue un digno rival y luchó hasta el último suspiro. Pero no fue impedimento para que Francia imponga condiciones. Al igual que en los partidos anteriores, fue desgastando a su rival, que a pesar de haber tenido mucho más tiempo la pelota, terminó sucumbiendo ante la contundencia de los galos. Así de simple. Fue 4 a 2. Neutralizó a los croatas, y con una simpleza admirable, se las ingenió para festejar en la batalla final.


Párrafo aparte, para el conductor del grupo. Deschamps y su relación mágica con la selección. Como jugador, y siendo capitán, se consagró campeón del mundo en 1998 en su país. Y ahora como entrenador consigue el segundo título en la historia de Les Blues. Su impronta, sus ideas y su personalidad, estuvieron presentes en este título.


Un punto para destacar en este mundial, es la supremacía de los equipos europeos por sobre los sudamericanos. Una vez más quedó en evidencia que ya no alcanza solo con el talento de Messi o de Neymar. Hay que formar verdaderos equipos. Y además, los europeos presentan una fortaleza física que, combinada con la aparición de jugadores de una gran técnica, termina siendo una fórmula difícil de contrarrestar para los sudamericanos, que deberán trabajar mucho para volver a reinar en el planeta fútbol. En los últimos cuatro mundiales, el campeón fue del viejo continente (Italia, España, Alemania y Francia).

El trofeo quedó en manos de Francia


Se fue un nuevo Mundial, el de Rusia. Con la implementación del VAR, con las frustraciones de Messi y Ronaldo, con un magnífico jugador como Hazard, con estadios modernos, con hinchas argentinos expulsados por actos de violencia, con la frescura de la presidenta de Croacia festejando en el vestuario con sus jugadores, con una final con muchos goles, y con un merecido campeón. La selección que supo comprender el nuevo fútbol de estos tiempos. Fue el triunfo de la Revolución Francesa.

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