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Argentina, entre los diez países con peor cielo nocturno

El nuevo atlas de la polución reveló que el 83% de la población mundial jamás pudo observar la Vía Láctea. Qué otras naciones conforman este ranking.

El atlas de la contaminación lumínica se actualizó: los argentinos están entre los que contemplan el peor cielo nocturno. La explicación radica en la polución lumínica de los principales centros urbanos que crea un resplandor en el cielo que difumina el océano de estrellas.

Argentina es una de sus principales víctimas. Lo certifica el nuevo atlas del brillo artificial del cielo, un estudio desarrollado por un grupo de investigadores europeos y estadounidenses que renueva una última investigación que data de principios de siglo. El mapa identifica cuántas personas y qué regiones del planeta irradian tanta luz artificial que neutralizan sus cielos del brillo de las estrellas. La ecuación pinta al globo terráqueo acorde a la contaminación creada por las luces artificiales: a mayor brillo, más complejo resultaría divisar estrellas y constelaciones. Las razones de este fenómeno se atribuyen fundamentalmente al grado de urbanización, acompañado por añadidura de una contaminación típicamente urbana. Por eso, los parques nacionales son a menudo un refugio de la oscuridad

Argentina ocupa el octavo puesto entre los diez países con peor cielo nocturno

Aunque su motivo resulte ajeno y menos dramático que el de las naciones que se posicionan en los primeros puestos del ranking. Fabio Falchi, líder del informe e investigador del Instituto Italiano de Ciencia y Tecnología de la Contaminación Lumínica (ISTIL), analizó el escenario local: "En general los altos porcentajes de población expuesta a cielos nocturnos muy brillantes se deben a que esas poblaciones se concentran en grandes ciudades. Esto podría explicar el caso argentino".

Singapur es el país con mayor brillo nocturno artificial en función de las personas afectadas: sus habitantes ven la noche como un crepúsculo impávido. Allí, la intensidad lumínica alcanza 7.130 microcandelas por metro cuadrado. Para contextualizar el fenómeno: la luz nocturna natural reviste apenas 1,7 microcandelas, la unidad básica para medir estos patrones.

Arabia Saudita, Israel, Irak, Libia y Corea del Sur son otros de los países que lideran este triste listado. En estos países, como en Argentina, los habitantes experimentan condiciones que no retribuyen una noche natural por la alta luminiscencia que incluso adiestra una calidad de visión incapaz de adaptarse a la oscuridad nocturna.

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