SALUD |

Cómo prevenir y tratar la incontinencia urinaria


La experiencia no es nada agradable: de repente se nota que la ropa interior está mojada.

La mayoría de los afectados se da cuenta de que está perdiendo orina cuando tose, ríe, estornuda o carga un bolso pesado. En algún momento, notan que salir de la casa depende de cuán cerca habrá un baño. Muchos aceptan esta realidad sin chistar, cambian seguido su ropa interior y ruegan íntimamente que nadie note que están perdiendo orina.

Sin embargo, es importante hablar con un médico de esta situación, ya que en muchos casos la incontinencia urinaria puede ser aliviada e incluso curada. Contar con un diagnóstico médico exacto es el primer paso.
En primer lugar, hay que establecer qué tipo de incontinencia se sufre. Si los músculos que mantienen la vejiga cerrada se debilitan, es posible que se pierda orina al estornudar, reír o levantar objetos pesados. Esto se conoce como incontinencia por estrés.

Si los músculos de la vejiga están demasiado activos, es posible que se sienta una fuerte urgencia por ir al baño cuando hay poca orina en ella. Esto se conoce como incontinencia de urgencia o vejiga hiperactiva. Esta afección suele estar relacionada con problemas con los discos intervertebrales, apoplejías o enfermedades neurológicas.

Por otra parte, las mujeres son más propensas a sufrir de incontinencia urinaria que los hombres. Esto se debe a que la musculatura pélvica suele expandirse y sobrecargarse en las mujeres durante el embarazo o los partos vaginales. También puede deberse a un déficit de estrógenos durante la menopausia, que conlleva una retracción de las mucosas de la vejiga y la uretra y hace que las pérdidas de orina sean más frecuentes. En el caso de los hombres, puede causar incontinencia la extracción quirúrgica de la próstata debido a un cáncer.

Cuanto antes hable una mujer con su ginecólogo sobre la pérdida de orina, más posibilidades tiene de encontrarle solución. En caso de que la paciente sufra de sobrepeso, posiblemente el médico le recomiende perder unos kilos. A veces, basta con eso para controlar la incontinencia. En caso de que se deba a un déficit hormonal, se la puede solucionar con una terapia de reemplazo. También puede ser de utilidad ejercitar los músculos pélvicos con ejercicios específicos.

Un entrenamiento de los músculos pélvicos no es útil sólo para las mujeres, sino que también lo es para los hombres. Sin embargo, es importante realizar estos ejercicios bajo la guía de un fisioterapeuta especializado y seguir sus indicaciones y la cantidad de repeticiones que ordene. Si los ejercicios se realizan correctamente, se puede mejorar considerablemente el funcionamiento de los músculos pélvicos.

Si después de un entrenamiento regular durante seis meses no hay mejoras, hay que discutir con el médico otras formas de tratamiento. A veces, se indica a las mujeres el uso de un pesario, que apuntala la uretra y la vejiga en caso de actividad corporal. También es posible una operación para colocar una cinta de material sintético debajo de la uretra media. Los apósitos absorbentes son la última opción, y sólo se recomienda su uso cuando ninguna de las opciones anteriores sirvió para resolver la incontinencia.

Si, como mujer, se quiere prevenir una incontinencia en el futuro, se puede evaluar con el ginecólogo la posibilidad de ir directamente a cesárea para evitar el parto natural, especialmente si se espera el nacimiento de un bebé grande. También hay que evitar el sobrepeso, lo que reduce considerablemente la incontinencia. Además, es importante tomar consciencia de la musculatura pélvica desde la juventud e ir sólo al baño cuando realmente se tienen ganas.

 

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