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Rusia trabajará junto a EEUU por el supuesto uso de armas químicas en Siria

"Tenemos un interés común en impedir que estas cosas ocurran incluso en la niebla de la guerra", señaló
el representante ruso ante Naciones Unidas, Vitaly Churkin, un día después de que se filtrara el informe que debía salir a la luz la semana próxima luego de ser debatido y discutido en el Consejo de Seguridad.

Churkin señaló que ya habló sobre este tema con su homóloga estadounidense, Samantha Power, quien ayer exigió que los responsables asumieran las consecuencias.

"El informe confirma que el régimen sirio es responsable del uso repetido de armas químicas en Siria", destacó Power, antes de remarcar la necesidad de que todos los actores "cesen de manera inmediata el uso de cualquier arma química" y apoyen "acciones fuertes y rápidas del Consejo de Seguridad".

El informe de la ONU y la OPAQ fue discutido ayer en una reunión a puertas cerradas del Consejo de Seguridad, del que tanto Rusia como Estados Unidos son miembros permanentes, junto a Francia, Reino Unido y China.

Tras la reunión, el embajador adjunto de Francia, Alexis Lamek, relató a la prensa que el informe "dice claramente que el régimen sirio y Daesh (acrónimo árabe para el EI) lanzaron ataques químicos en Siria" entre 2014 y 2015 "en varias ocasiones", según informó la cadena de noticias France 24.

Según el texto, que se filtró a la prensa, el equipo de investigadores internacionales logró confirmar al menos tres casos de ataques químicos, dos lanzados por el Ejército sirio y uno por el EI.

Sin embargo, Churkin pidió evitar las "conclusiones apresuradas" debido a que el documento es muy complejo y técnico, y opinó que el asunto no tiene por qué plantear una confrontación entre Moscú y Washington, informó la agencia de noticias EFE.

El Consejo de Seguridad tiene previsto discutir el informe elaborado por la ONU y la OPAQ el próximo 30 de agosto, dijo ayer el secretario general de la ONU Ban Ki-moon.

En 2013, tras reiteradas denuncias de la oposición siria sobre presuntos ataques químicos lanzados por el Ejército contra población civil, Estados Unidos y algunos aliados estuviero a punto de bombardear al gobierno sirio en Damasco, lo que habría marcado un giro con consecuencias impredecibles en la guerra civil que por entonces ya llevaba dos años.

Washington ya había desplegado sus tropas, barcos y aviones e incluso tenía la luz verde de su Congreso.

Sin embargo, a último momento Rusia propuso una alternativa diplomática y frenó el masivo ataque. 

La iniciativa rusa derivó en un desarme químico de Damasco, supervisado por la propia OPAQ y la ONU. 

Pese a que el gobierno ruso anunció que completó la destrucción y la exportación de todo su arsenal químico, la oposición ha denunciado una y otra vez que Damasco se quedó con algunos agentes, que ha utilizado para continuar con sus ataques.

Hace exactamente un año, el EI lanzó un ataque contra Marea, una ciudad de la provincia de Alepo, en el norte del país, en el que murieron 15 personas.

Las víctimas denunciaron que la milicia utilizó gas mostaza y, gracias a la presión de las potencias occidentales y Rusia, la ONU acordó crear una comisión investigadora para determinar, nuevamente, si se estaban usando armas químicas en la guerra siria.

Mientras existe consenso entre las potencias con poder de veto sobre la necesidad de frenar y juzgar los crímenes del EI, Rusia, por un lado, y Estados Unidos y sus aliados europeos, por otro, siguen en veredas opuestas cuando se trata de la guerra entre el gobierno y la oposición sirios.

Por eso, parece poco probable que el debate de la semana que viene termine con una condena contundente contra el gobierno de Al Assad, un férreo aliado de Rusia y un buen socio de China. (Télam)

MS

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