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Cambio climático: un desafío para el agro

El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) realizó una jornada sobre los "Desafíos del agro ante el cambio climático”.

Al respecto opinó para Télam Sandra Carlino, licenciada en Aprovechamiento de los Recursos Naturales Renovables del Departamento de Gestión Ambiental del Senasa.

El cambio climático es parte de un fenómeno más complejo de lo que su enunciación indica: el cambio global, que incluye la pérdida de biodiversidad, el cambio en el uso de la tierra y la desertificación, todos estos factores que se interrelacionan y se retroalimentan continuamente.

La actividad agraria es altamente sensible a estos factores por lo cual, de no realizarse acciones, es probable que se vea comprometida a futuro. Habrá que prepararse para afrontar de manera adecuada los efectos del cambio climático.

Este cambio se debe al aumento en la concentración de los Gases de Efecto Invernadero (GEI), principalmente el dióxido de carbono, y en menor medida el metano y el óxido nitroso. Las emisiones de gases más importantes que genera la actividad agropecuaria surgen de la fermentación entérica, el mal uso de los estiércoles, la aplicación de fertilizantes nitrogenados, los arrozales, la pérdida de bosques y los cambios en la utilización del suelo.

La República Argentina contribuye a este problema mundial en un porcentaje muy menor: 0,58% aproximadamente del total. No obstante, debe trabajar al respecto: mediante la adaptación, analizando, observando y previendo los impactos negativos en la producción y desarrollando capacidades preventivas y de respuesta y contribuyendo a la mitigación, es decir a la reducción de las emisiones de los gases de efecto invernadero.

En cuanto a la adaptación, debemos prever el surgimiento o cambio en vectores y enfermedades que puedan aparecer a raíz de la modificación de las condiciones climáticas y además promover otras formas de manejo de las excretas, el uso de los agroquímicos y del suelo para la disminución de la emisión de los gases que contribuyen al fenómeno.

Una de las causas que provocan este cambio en el clima global se puede atribuir a formas productivas que no han contemplado los aspectos ambientales que las mismas generan. Este es el gran desafío del agro: la modificación de un modelo productivo que tienda a prevenir, mitigar, minimizar o mejorar los impactos negativos ambientales, manteniendo la productividad de los agroecosistemas para las futuras generaciones.

La Argentina suscribió el tratado de cambio climático y por ello está comprometida a llevar a cabo diferentes tareas, como son: la presentación del inventario de emisiones, y la adopción de medidas para la adaptación y, en menor medida, para la mitigación del cambio climático. Estas medidas forman parte de las políticas públicas a llevar a cabo.

El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), entre cuyos objetivos está la inocuidad y calidad de los agroalimentos, tiene a su cargo velar también por los procedimientos con que se producen estos alimentos, ya que las demandas de consumidores locales y las nuevas regulaciones internacionales agregan una exigencia más a la calidad y a la sanidad del producto.

Es así que, además de los compromisos adquiridos por el país, también hay razones de demanda externa, el potencial impacto sobre las exportaciones y la necesidad de mejorar la competitividad de los productos agropecuarios argentinos en los mercados internacionales. Cuestiones como la huella de carbono, la huella hídrica y la huella ambiental son algunas de las restricciones que pueden afectar el comercio internacional de la Argentina.

El Senasa, como parte del Ministerio de Agroindustria de la Nación, lleva adelante políticas activas para el sector agropecuario con un abordaje de sostenibilidad productiva y ambiental. Participa en la elaboración de las estrategias nacionales, tanto en biodiversidad como en cambio climático, por las cuales se fijaron acciones institucionales, e interactúa junto a otros organismos gubernamentales, nacionales, provinciales y municipales para el fomento e impulso de programas y proyectos hacia un desarrollo ambientalmente sostenible del sector agropecuario.

En el área de Gestión Ambiental del Senasa se está trabajando en tecnologías productivas y buenas prácticas agrícolas, ganaderas y ambientales, para identificar y evaluar los problemas de las principales cadenas productivas y establecer líneas prioritarias para el abordaje de su resolución.

Por Sandra Carlino Licenciada en Aprovechamiento de los Recursos Naturales Renovables del Departamento de Gestión Ambiental del Senasa.

Fuente Télam 

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