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Brasil dice que decidió congelar el gasto público por 20 años

La enmienda constitucional, aprobada por 53 votos a favor y 16 en contra, será promulgada mañana y regirá en el 2017.

El Senado de Brasil aprobó de forma definitiva la enmienda constitucional que congela los gastos públicos durante 20 años a partir de 2017, la primera de las impopulares medidas de austeridad del presidente Michel Temer.

Un espeso cordón de policías custodiaba desde el amanecer la entrada del Congreso, en previsión de protestas convocadas por organizaciones estudiantiles y la Central Única de Trabajadores (CUT) contra una medida que estiman tendrá efectos nefastos en las áreas de salud y educación. Pero la rapidez de los debates, que duraron menos de cuatro horas, sorprendió a todos.

Luis Jorge dos Santos, de 49 años, líder sindical de Uberlandia (Minas Gerais), se declara "indignado". 

"Consiguieron votar esa reforma contraria a los trabajadores antes de que hiciéramos nuestra manifestación", lamenta.

En la otra extremidad de la Explanada de los Ministerios, varios cientos de estudiantes se hallaban concentrados cerca de la catedral, muchos de ellos vestidos de negro, con el rostro cubierto, y algunos con máscaras de gas. Algunos gritaban consignas a favor de la educación pública y agitaban carteles con las frases "Fuera temer" y "Revolución popular".

La enmienda constitucional requería una doble aprobación, con mayorías cualificadas de tres quintos, tanto en la Cámara de Diputados (de 513 miembros) como en el Senado (de 81). El último paso se dio ayer, por 53 votos a favor (cuatro más de los necesarios) y 16 en contra.

La medida será formalmente promulgada el jueves, en una sesión conjunta de ambas cámaras.

Temer, que provocó el impeachment para destituir a la presidenta Dilma Rousseff y luego asumió en el cargo, celebró el avance del proyecto que, afirmó, "apunta a sacar al país de la recesión".

El mandatario se dijo decidido a avanzar con sus impopulares reformas, pese a la creciente fragilización de su base política, particularmente expuesta en las últimas revelaciones –en las que él mismo aparece mencionado– de la investigación Lava Jato sobre el enorme esquema de sobornos en Petrobrás.

Su popularidad se halla además bajo mínimos –apenas 10% de opiniones favorables– y 63% de la población quiere que renuncie, según la última encuesta de Datafolha.

"Es preciso tener coraje para gobernar. Y tenemos coraje", lanzó Temer en un acto sobre la renovación del sistema de transportes.

La enmienda del "techo de gastos" es apenas la primera del plan de ajustes de Temer. La siguiente –la reforma del sistema de jubilaciones– pretende establecer una edad mínima uniforme de 65 años para el retiro de hombres y mujeres y un periodo de contribuciones de 49 años para gozar del 100% del beneficio.

Temer y su ministro de Finanzas, Henrique Meirelles, esperan neutralizar de ese modo el gigantesco déficit fiscal, previsto en U$S48.000 millones en 2016, y empezar a recuperar la confianza de los mercados para sacar al país de su peor recesión en más de un siglo.

Los malos datos se acumulan para el mandatario en todos los frentes, con un agravamiento de la recesión, que este año será de 3,5%, después de haber llegado a 3,8% en 2015, y proyecciones negativas sobre el desempleo, que afecta a 11,8% de la población activa.

La sesión estuvo dirigida por el presidente del Senado, Renan Calheiros, que la semana pasada consiguió ser confirmado en el cargo por la corte suprema pese a ser inculpado de malversación de fondos públicos y contra quien el fiscal general presentó el lunes cargos que lo vinculan al megaescándalo de Petrobrás.

Esa medida volvió a encender la guerra entre los poderes Legislativo y Judicial.

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