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En Singapur puedes pedir el menú más caro del mundo

Cuesta 2 millones de euros.

Si crees que la gente disfruta de la cocina exclusivamente a través de sus papilas gustativas, estás equivocado. En la experiencia de probar un plato intervienen otros sentidos, como el olfato y la vista, y también, incluso, interviene poderosamente el precio o la marca de lo que estamos consumiendo, como bien saben los expertos que catalogaron un vino como mejor solo porque era más caro (cuando era el mismo que habían catalogado como inferior).

El precio de la comida, pues, no solo determina su éxito social, sino que manipula nuestra experiencia sensorial y nos hace creer que lo que comemos está mucho más delicioso, como le ocurrió a un pescado barato japonés se convirtiera en una carísima delicatessen. Por eso, solo por probar qué le pasará a vuestro sentido del gusto (y a vuestra cartera), vale la pena conocer la que se considera la cena más cara del mundo.

Bienvenidos al Ce´La Vi


El Ce´La Vi es un prestigioso restaurante situado en Singapur. Sus precios tienen muchos guarismos, pero en particular tienen un menú para cenar que cuesta, nada menos, que... ¡2 millones de euros!

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¿Cómo es posible que una simple cena cueste más que una casa de lujo? En realidad, hay cierta trampa. El menú es una colaboración con la empresa rusa World of Diamonds, dedicado a la industria del diamante. Ésta empresa presentó el diamante azul Jane Seumour de 2,08 quilates engarzado a un anillo de oro y platino. Y la forma de pujar por él, pues se trata de una pieza única en el mundo, consiste en pagar este menú exquisito.

La experiencia en el restaurante, pues, incluye un viaje de 45 minutos en helicóptero para contemplar el espectacular skyline de Singapur a ojo de pájaro. Más tarde, un aperitivo en un crucero de lujo. Después un Rolls-Royce te transporta al restaurante, situado en la azotea del Hotel Marina Bay Sands, que permite una visión de 360º de la ciudad. Y, finalmente, se degustará un menú compuesto por 18 platos de cocina asiática moderna.

Entre otras cosas, podréis degustar ostras frescas Belon con espuma de champán, caviar Almas (variedad supuestamente más cara), molleja de cordero, salmón salvaje de Alaska o solomillo de Mishima a la parrilla hecha con madera de manzano. Y, por supuesto, al final de la cena se recibirá el mencionado diamante.

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Solo una pareja puede acceder a esta experiencia, pero si disponéis del dinero y os apetece algo realmente exclusivo, cualquiera puede rellenar la solicitud. Si no tenéis tanto dinero en el bolsillo, podéis daros un garbeo por Singapur e incluso visitar el restaurante, que igualmente merece la pena. Vale la pena recordar que Singapur, además de ser una de las ciudades más modernas del mundo, también es una de las que cuenta con mayor número de rascacielos.

¿Vale la pena pagar tanto por una cena aunque sea con un diamante incluido? Eso ya depende de las prioridades de cada uno. Al fin y al cabo, lo que es delicatessen y lo que no se limita a cuestiones de escasez y moda, y poco más, como explico en el libro El elemento del que solo hay un gramo:

En la época victoriana, la langosta era tan común en las costas británicas que se servían como alimento a presos y huérfanos; y también se usaban trituradas como abono. Incluso los criados acordaban por escrito que no comerían langosta más de 2 veces por semana. En Nueva York pasaba lo mismo con las ostras y el caviar. Por ejemplo, el caviar se servía como tentempié en lo bares, como si fuera el clásico tarro de cacachuetes. Como éstos, aquéllos también se servía para dar sed al parroquiano y que pidiera más cerveza.

Fuente diariodelviajero.com

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