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En Brasil la corrupción afecta también al mundo del deporte

Hubo irregularidades financieras en al menos 12 de los estadios construidos para el Mundial de fútbol de 2014.

El escándalo de corrupción en Brasil afecta también al mundo del deporte, salpicado por las acusaciones en serie sobre las construcciones de sus estadios para el Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos de Río 2016. 

Las últimas revelaciones aparecieron con las explosivas confesiones de ex dirigentes del gigante BTP Odebrecht, que han logrado acuerdos con la Justicia a cambio de rebajas en sus penas, lo que ha puesto en jaque a toda la élite política brasileña.

Acusado de haber formado una organización ilícita con otros grandes grupos para amañar el sector público, la empresa Odebrecht está omnipresente en la construcción de las instalaciones deportivas de los grandes acontecimientos que ha acogido el país en los últimos años.

"Sin nosotros no habría habido ni Mundial ni Juegos Olímpicos. No habría habido nada", afirmó en una de sus declaraciones Marcelo Odebrecht, ex director general de la compañía y condenado a 19 años de cárcel en primera instancia.

"Desgraciadamente, no me sorprende nada que esta corrupción sistemática haya alcanzado al mundo del deporte", aseguró Ricardo Ferreira Freitas, profesor de la Universidad Estatal de Río de Janeiro (Uerj) y especializado en grandes acontecimientos deportivos.

"Como se trata de obras monumentales, es mucho más fácil malversar dinero en este tipo de situaciones que implican trabajos que duran mucho, son extremadamente caros e implican a muchos actores", explica.

Según el diario Estado de Sao Paulo, las confesiones que hizo públicas el martes por la noche la corte suprema de Brasil permiten identificar irregularidades en la construcción de al menos 12 estadios usados para el Mundial.
Odebrecht construyó, entre otras cosas, el Parque Olímpico, actualmente ocupado por elefantes blancos, y la Villa Olímpica, que acogió a los deportistas. Menos del 10% de los 3.600 departamentos han sido ocupados, según la prensa local.

Para lograr los mejores contratos, la dirección del grupo no escatimó en recursos.

La compañía tenía un departamento de contabilidad dedicado especialmente a comprar a los políticos: el "servicio de operaciones estructuradas", más conocido internamente como "el departamento de los sobornos".

Cada pago quedó registrado en una contabilidad informática en la que cada político tenía un apodo irónico. Entre ellos está Eduardo Paes, el ex alcalde de Río de Janeiro conocido por el sobrenombre de "pequeño nervioso". Fue recompensado por su interés para facilitar contratos vinculados a los Juegos Olímpicos, de acuerdo con un ex directivo de Odebrecht.

En el caso del estadio Maracaná, el cemento costó tres veces más de lo que vale en el mercado.

GP.

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