Los investigadores, del Instituto Geológico y Minero (IGME), la Universidad Autónoma de Madrid y el Instituto Nacional del Agua de Argentina, recogieron muestras de agua de diez fuentes diferentes; entre arroyos, estanques, drenajes de glaciares y vertidos de aguas residuales en el mar sin ningún tipo de tratamiento. ¿El resultado? Después de analizar 25 medicamentos y 21 sustancias recreativas y drogas ilegales, doce de ellas aparecieron como positivas en la zona.
“La presencia humana en la Antártida está aumentando debido a las actividades de investigación y el auge del turismo, dinámicas que aportan una serie de sustancias potencialmente peligrosas que podrían generar daños en el ecosistema”, dicen los expertos. “Este estudio puede servir como punto de partida para centrar la atención en la necesidad de un monitoreo ambiental continuo de estas sustancias en el ciclo del agua”.