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Los ovnis son un peligro

El 1 de junio de 1988, un vuelo de la compañía LAN despegó del aeropuerto de Temuco con destino a Puerto Montt, la última localidad del Chile continental. El cielo estaba despejado y todo transcurría con normalidad hasta que próximos a iniciar el descenso, el piloto avistó la presencia de un aparato en su trayectoria. La colisión parecía inminente.

“¡Tengo un avión! ¡Tengo un avión aquí al frente, señor!”, se le escuchó decir en la grabación recientemente desclasificada por el Ejército chileno. El control le aseguró que no poseía información sobre la aeronave. Entonces, el comandante efectuó un viraje para evitar el impacto: “Estuvo en ángulo de trayectoria nuestra –informó al controlador–, tuvimos que hacerle el quite”.

Más recientemente, a principios de 2014, el aeropuerto de la localidad alemana de Bremen tuvo que cancelar varios vuelos y desviar el tráfico aéreo ante la presencia de un extraño objeto no identificado que fue captado por los radares. La policía envió un helicóptero para comprobar si podía establecer contacto visual con el aparato, pero no fue posible, a pesar de que el ovni estaba siendo observado con binoculares desde la torre de control.

Para conocer el origen de estos objetos y si constituyen un peligro para la seguridad militar y civil de Francia, un grupo de científicos, militares e investigadores del fenómeno ovni creó el Comité de Estudios en Profundidad –COMETA, por sus siglas en francés–. Tras analizar los casos más impactantes y acreditables en el mundo, redactaron un informe confidencial en 1999, que fue remitido al entonces presidente Jacques Chirac y al primer ministro, Lionel Jospin.

Entre las conclusiones, destacaban que los ovnis sí son un fenómeno real, que probablemente sean de naturaleza extraterrestre y que implican un peligro a la seguridad nacional de los países.

No es extraño, por tanto, que el fenómeno haya sido materia reservada de las naciones de todo el mundo y, a la vez, haya dado origen al ‘mito’ de que los gobiernos no nos cuentan todo lo que saben. Una tesis que tiene fundamento.

El historiador Gerald K. Haines aseveró, en un informe de catorce páginas, que los platillos volantes observados en los EE.UU. durante la década de los años 50 y 60 del pasado siglo escondían misiones de aviones espía. “No conozco las bases específicas de las afirmaciones de Haines.

Pero si su estudio es cierto, este intento de ocultar los vuelos espía al público norteamericano es quizá el mayor programa de mentiras oficiales sobre avistamientos nunca antes documentados”, le respondió el general de brigada Ronald Sconyer.

Las declaraciones de este oficial no hacen sino confirmar las estadísticas. Según una encuesta encargada por la revista Time, el 80 % de los norteamericanos está seguro de que su Gobierno les oculta información sobre las visitas de extraterrestres a la Tierra.

Misterio. Dos tercios de las 19 plantas nucleares francesas fueron sobrevoladas por extraños objetos.

Se dio por buena la tesis oficial, que hablaba de drones, pero no hubo arrestos.

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