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Michelle, de jefa de Obama en un estudio a su aliada más fiel en la Casa Blanca

Socióloga, abogada, madre, luchadora incansable contra la obesidad infantil, y admiradora de Beyoncé, la primera dama de la Casa Blanca es, además de la pareja de Obama, su mejor aliada

Madre de Malia (17) y Sasha (14) ante todo. Así señala la Casa Blanca que se define Michelle Lavaughn Robinson Obama cuando le piden que hable de sí misma. Socióloga y abogada, egresada de Princeton y Harvard, luchadora de los derechos de las mujeres afroamericanas y la primera dama de Estados Unidos son otras definiciones que le caben a esta mujer que nació en un modesto hogar al sur de Chicago, hace 52 años.


Corría 1989 y Michelle daba sus primeros pasos como abogada en el estudio Sidley Austin de Chicago. Allí conoció a Barack Obama, un estudiante de derecho a quien pusieron bajo sus órdenes. Hubo romance y tres años más tarde convirtieron el vínculo en un matrimonio. Su carrera profesional prometía y llegó a estar entre las diez abogadas más importantes del país, pero una nueva prioridad apareció cuando tuvo a su primera hija, Malia. Criar a ella y a Sasha, quien llegó tres años después, dominó su agenda.

Para el desembarco de Obama a la Casa Blanca, Michelle fue un pilar fundamental. Tan positiva es su imagen, incluso supera a la de su marido, que en los últimos días durante un festival de música en Austin tuvo que aclarar que no se presentaría como candidata a ningún cargo político.


Coherente con la desmentida, argumentó en el programa Late Show -conducido por Stephen Colbert- sus deseos cuando su marido termine el mandato: "Quiero hacer cosas simples, como bajar la ventanilla del auto o manejar, o ir al supermercado. Sabés lo que es intentar bajar el vidrio del auto y que te miren con cara de qué hiciste", dijo entre risas.

Se sabe que su mayor preocupación social es la obesidad infantil y por eso lidera la campaña desde 2010 Let's move (¡A moverse!), un programa integral que lucha contra esa epidemia. Para promoverlo balió donde hiciera falta. Le encanta bailar y lo hace muy bien. Cuando lo hizo en el programa Late Night, para concientizar a los padres sobre la importancia de la actividad física, el video se viralizó en pocos segundos.


Por la causa, llegó a editar un disco de rap titulado Canciones para una América más sana, en la que se alió a importantes músicos de hip hop. En dos de los videos, se la puede ver bailando.

Para Michelle, la actividad física va más allá de una política de Estado. El año pasado publicó un video en el que se confiesa fanática del SoulCycle, un spinning motivacional que se practica a la luz de las velas, actividad que adora compartir con sus hijas, aunque no se trata de una actividad exclusiva de las Obama. Entre otras adictas a esta disciplina están Hillary y Chelsea Clinton, los Beckham y Lady Gaga.

"Me encanta cuando las chicas me acompañan a SoulCycle. Estamos allí en la habitación moviéndonos al ritmo de la música en la bici. Lo amamos", dijo.


Otra confesión que causó sorpresa es qué le hubiera gustado no ser abogada. "Hubiera querido ser Beyoncé", reconoció en una entrevista concedida al rapero Wale, y agregó -mientras imitaba el baile de éxito de la artista Single Ladies-: "Tengo las manos"

En las redes

Se mueve cómoda en las redes sociales, al igual que su marido en Twitter, quien tiene una cuenta como @BarakObama para los temas de Estado y @POTUS, por sus siglas en ingés presidente de los Estados Unidos, (President of the United Stated) para cuestiones más personales. En sintonía, ella es @MichelleObama y @FLOTUS, por sus siglas en inglés (Primera dama de los Estados Unidos o First Lady of the United States). En Instagram, con MichelleObama, llega casi a los 4 millones de seguidores. En Facebook, más de 15 millones de personas se suscribieron a su perfil público.

Su vínculo con la moda

"No tiene estilista, ella misma elige qué ponerse. Me llamaba mucho la atención su habilidad para vestirse bien, con prendas baratas de J. Crew o H&M, y su gran olfato para apostar por vestidos de diseñadores, como Michael Kors o Jason Wu, que se salían un poco de lo común entre las mujeres de la clase política", dice Mikki Taylor, autora de Commander in Chic, un libro sobre el estilo de la Primera Dama.

"No le interesa la moda. Sólo apuesta por lo que sabe que le va a quedar bien. Por eso, la vemos repetir mucho la falda tubo, los cardigans, un buen y clásico vestido negro. Como tiene hombros muy lindos, para la noche suele elegir vestidos que los dejen al descubierto. Su estilo es el resultado de conocerse muy bien a sí misma. Tiene muy claro lo que le gusta y lo que no. Lo que resalta su figura y lo que no le hace ningún favor", sintetiza Taylor.

Según un estudio realizado por David Yermack para Harvard Business Review, entre noviembre de 2008 y diciembre de 2009, Michelle hizo 189 apariciones en público luciendo diseños de 29 tiendas, como J.Crew, Gap o Dillard's. Para las firmas, representó incrementó el volumen del negocio de manera exorbitante: 2 mil millones de euros.

Sin embargo, la esposa del presidente de Estados Unidos no descuida la promoción de los diseñadores jóvenes americanos. Junto a su íntima amiga y militante de las campañas electorales de Obama, Ana Wintor, la célebre directora de la revista Vogue americana, organizó un taller de moda.

El año pasado también participó como jurado de Project Runway Junior, la versión para jóvenes del famoso reality show estadounidense que presenta Heidi Klum.

La primera dama sobresale en la lista de Vogue y Vanity Fair como una de las mujeres que mejor se viste en el mundo.


 

 

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