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Entre lo que dice la ley y lo que queremos que sea

Muchas veces lo que indica la ley o decide la justicia está muy lejos de ser lo que la mayoría de las personas espera o quiere en el desenlace de una situación que involucra a un proceso judicial. También surgen inmediatamente los cuestionamientos acerca de qué debemos hacer como sociedad, como lugar de trabajo o como individuos. Cómo vivimos esta semana en el Grupo 12 raíz de una denuncia de intento de abuso. Por Diego Roveretti

Esta semana a todos los que trabajamos en el Grupo 12 (LV12, FMI, FM Regional y www.lv12.com.ar) una noticia interna nos conmovió y entristeció: una compañera de trabajo había sido, de acuerdo a lo que consta en la denuncia policial realizada por ella misma, víctima de un intento de abuso, luego de un largo calvario de acoso. Todavía nos conmovió más cuando conocemos que quién es acusado también es alguien de nuestra empresa y que el hecho ocurrió en los pasillos que todos los días transitamos. 
Cuando suceden este tipo de situaciones lo primero que queremos es que la víctima esté bien, que pueda reponerse de una situación de las que marcan de por vida, que quitan la tranquilidad y que pueda tener la fortaleza de seguir adelante para conseguir que su testimonio permita que se haga justicia y nunca ninguna persona tenga que pasar por algo así nuevamente. Lo segundo que queremos es que la Justicia actúe, que se haga todo lo que sea posible para castigar al culpable. El problema es que en primera instancia no se trata de un culpable, se trata de un sospechoso hasta que la justicia determine lo contrario. 

Las mujeres de la radio se sintieron vulnerables, como se sentiría cualquiera al saber que en un lugar cotidiano, donde uno se siente como “en casa”, puede pasar algo así. En mi caso particular tengo a mi esposa trabajando en la empresa y mi hija pasa muchas horas en la radio por cuestiones de horario, por lo que las preocupaciones no me son ajenas. Soy un convencido que quienes abusan deben estar presos de por vida y reniego permanentemente de la lentitud de la Justicia y creo que son más las injusticias que las decisiones correctas que se toman en Tribunales. ¿Entonces qué? Allí comienzan las opiniones más variadas: desde Justicia por mano propia, pasando por saltarnos lo que nuestras normas morales nos indican y terminando por hablar de saltar lo que las normas legales nos dicen. Las personas de bien sabemos que no se puede caer en la ilegalidad, por más que en un momento de bronca pensemos lo contrario. Porque cuando se reflexiona se entiende que es más grande el mal que se ocasiona.

La Justicia nos indica que tenemos que hablar en potencial, que hay que resguardar nombres y que hay que respetar la intimidad. En los últimos días, en las redes sociales y por mensajes, los pedidos eran que hablemos haciendo afirmaciones, que digamos quiénes eran los involucrados y que no respetemos la intimidad de la víctima. En la mayoría de los estudios los encuestados consideran que las leyes protegen más a los delincuentes que a las víctimas, personalmente creo que se han hecho más avances en defender los derechos de los victimarios que de quienes sufren un delito. Pero también entiendo que, cualquiera de nosotros, si tuviésemos  una denuncia infundada en nuestra contra, quisiéramos que la ley se aplique sobre nuestra identidad. 

Nuestra empresa decidió tomar todas las medidas legales y seguirá avanzando para resguardar a quienes trabajan todos los días en las radios, sobretodo las mujeres que lógicamente se sienten más expuestas. Se tomaron y se tomarán todas las medidas que estén dentro del marco legal, que muchas veces no son las medidas que muchos quieren, pero que no están dentro de la legalidad del marco laboral o penal. Tras el primer día de conocerse la noticia el pedido fue despedir al acusado, sin pensar que la Justicia puede determinar lo contrario y que tendría como “premio” una indemnización o un juicio por daño moral y que el castigo que muchos quieren terminaría siendo todo lo contrario. 

Un párrafo aparte ¿merecen? los mercenarios de la información, personas sin escrúpulos, sin vergüenza, que del dolor de una persona pueden hacer una causa política. Son personas muy pobres de espíritu, de mente y solo los mueven los enojos financieros y que pueden sacar todo fuera de contexto. ¿Realmente creen que puede importales la víctima? ¿Qué por un momento se interesaron por saber cómo estaba? También están los que todos estos días llamaron para “interesarse y demostrar preocupación” por lo sucedido, pero que perdieron interés al no ser gente “conocida”.

Fue una semana triste para nosotros, una semana en la que sentimos que el dolor de lo que le pasó a nuestra compañera fue de todos los que trabajamos aquí. Como hijo, esposo, padre de una nena de siete años, hermano, amigo y compañero quiero que se haga justicia, pensando en que las leyes y la interpretación que se haga de ellas acompañará. Esperamos que así sea.  


Diego Leonardo Roveretti
Jefe de Redacción
www.lv12.com.ar

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