Homilía de Monseñor Sánchez: El valor de la vida, la exclusión, y la violencia

Esos tres ejes, fueron abordados por el arzobispo de Tucumán, Carlos Sánchez. "Queremos una Patria en paz y fraterna", expresó en un tramo de su exposición en la Catedral.

Los actos protocolares para festejar 208 años de la Revolución de Mayo concluyeron luego de escuchar la homilía del Tedeum, este viernes por primera vez, a cargo del "Padre Carlitos" como arzobispo de Tucumán.

A continuación transcribimos el discurso correspondiente al 25 de mayo de 2018

HOMILIA TE DEUM - 25 de mayo 2018

Queridos hermanos, ¡Feliz día de la Patria!

Hace 208 años un puñado de argentinos, valientes, revolucionarios, conscientes y amantes de este suelo vieron oportuno realizar el acto de asumir responsabilidades para iniciar el camino de la Independencia Argentina, para ser una Patria de hermanos, una Nación libre y soberana.

Hoy nos reunimos en la Iglesia Catedral de Tucumán, cuna de la Independencia Argentina, para “Cantar a Dios con gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados” con el solemne “Te Deum”. Así terminaba la primera lectura que escuchamos…”Todo lo que puedan decir o realizar háganlo siempre en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por Él a Dios Padre” Hoy le damos gracias a Dios por el  don de la Patria en que vivimos. Diciendo, queriendo y realizando todo para el bien de TODOS.

La Patria es un don, la Nación una tarea

Patria quiere decir paternidad, es la herencia de nuestros padres, de los antepasados, de nuestros próceres; el tesoro cultural con sus valores e ideales de libertad, honestidad, sacrificio y  entrega por el bien común; de tradiciones y costumbres, impregnadas de justicia, amor y fraternidad, de fe en Dios y amor por la Virgen.

La Nación es una tarea porque hay que construir con esfuerzo y sacrificio la de sociedad en los valores fraternidad, justicia y paz.

Ante este don recibido; los argentinos y en particular, nosotros, los tucumanos de hoy tenemos la tarea, el compromiso de realizar la Nación, siendo sus constructores y no los  consumidores pasivos de sus bienes y riquezas. Más que pedir que me da la Patria tenemos que pesar y realizar que puedo yo aportar para crecer como Nación.

Esta tarea nos hace crecer en responsabilidad, a cada uno desde el lugar que le toca y a  todos como ciudadanos argentinos.

Ver todas las realidades de la vida y comprometernos a transformarlas para el bien común. Despojándonos del hombre viejo y revistiéndonos del hombre nuevo… haciendo renacer una nueva esperanza en Argentina, siendo hermanos y tratándonos como hermanos, “porque formamos un solo cuerpo…

Nuestra decisión tiene que ser clara y apasionada “queremos ser Nación, una Nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común”…

Jesucristo, Señor de la historia te necesitamos

Le damos  Gracias a Dios porque su Hijo Jesucristo se ha encarnado en nuestra realidad y se ha hecho Señor de nuestra historia, acompañándonos en nuestros aciertos y fracasos, sosteniéndonos y guiándonos en nuestros esfuerzos por el amor y la paz. 

Porque somos hogar, familia y hermanos, nacidos en esta bendita tierra, anhelamos ser una nación que escuchemos los gritos de los hermanos que sufren, los ignorados, marginados, excluidos, despreciados y no apaguemos, con la muerte, la voz de los que no tienen voz, pero que late su corazón en el seno materno; luchemos por vivir en libertad sin que los goles del mundial hagan callar esas voces.

Soy argentino y tucumano y me duele Argentina y Tucumán, como seguramente a muchos de ustedes.

Quiero tomar algunos de los varios aspectos de nuestra realidad social que amenazan la convivencia fraterna diaria y que necesitan de nuestro compromiso y responsabilidad para construir la Nación desde Tucumán.

Me duele ver cómo vamos perdiendo el valor de la vida, tanto propia como la del otro y la de todos.

Contrasta con esta realidad la alegría y la esperanza que se despierta en nuestro Pueblo, donde se encuentran iniciativas de Vida plena y digna; de amor y misericordia; de diálogo y de paz.

Sabemos de personas e instituciones o grupos de jóvenes y adultos que se hacen cargo de su hermanos más necesitados y le llevan un plato de comida y un abrigo en la calle, construyen un techo, limpian su terreno, brindan apoyo escolar, ofrecen talleres de oficios, deportes, música y arte para que descubran sus riquezas y lo que pueden crecer desplegando sus posibilidades y talentos.

Hay muchos héroes anónimos que gastan sus vidas en entrega generosa a los hermanos y muchas veces no son noticia ni lo quieren ser. Cuántas instituciones intermedias se comprometen por el bien de esos hermanos; pero cuánto falta por hacer para achicar la brecha con los hermanos más necesitados y sobrantes de la sociedad.

Hoy la Palabra de Dios nos invita a revestirnos de sentimientos de profunda compasión, practicando la benevolencia, la humildad, la dulzura y la paciencia. Soportándonos unos a otros y perdonándonos mutuamente… para generar vínculos sanos que estén cimentados en el amor con que Cristo nos ama y así la paz pueda reinar en nuestros corazones, esa paz a la que hemos sido llamados…

Queremos una Patria en paz y fraterna. Nos comprometamos a ser constructores de una Nación, renovándonos constantemente… mediante el encuentro fraterno, incluyendo a todos, amando y sirviendo a cada uno y comprometiéndonos para que todos vivamos la alegría de ser argentinos.

Somos hermanos, hijos de Dios, hijos de esta Patria, hijos de esta tierra, siempre hermanos y la forma de superar tantas angustias, sufrimientos de los más vulnerables es la cordialidad, la proximidad, la fraternidad. El amor en acción, con gestos que producen vida nueva y digna, llamándonos por el nombre, celebrando la vida en el cumpleaños, abrazando y valorando al otro, es mi hermano.

Yo Carlos Alberto quiero llamarlos por su nombre a ustedes Beatriz, Teresita, Gladys, Alicia, José Fernando, Facundo, Pablo, Marcelo y José, diputados tucumanos, para decirles que tienen un nombre porque tienen vida y tienen la responsabilidad que les ha confiado el Pueblo tucumano: VOTEN por la vida, por el cuidado y defensa de la vida de todo argentino porque VALE TODA VIDA.

Roguemos al Señor que ilumine la mente y guíe la voluntad de los legisladores para que, como ese puñado de argentinos de mayo de 1810, tomen la valiente decisión de asumir la responsabilidad de legislar por el bien de todos los argentinos, porque VALE TODA VIDA.

Que la Virgen de la Merced, celestial protectora de nuestra Patria interceda por nosotros y nos alcance del Señor el poder acrecentar la cultura del Encuentro mediante el amor fraterno expresado en lo cotidiano de nuestra vida.

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