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Periodista: una particular mixtura de profesión y oficio que se aprende en el campo y se concreta en la pluma (Primera parte)

Como toda efemérides, este día nos invita y nos obliga a pensar, autocriticar y redireccionar -imprescindible cada tanto- estrategias comunicativas. Es lo que hacemos todos los días para que sepas qué está pasando.

Cuando decimos pluma, nos referimos al discurso, al texto escrito u oralizado frente a un micrófono  o cámara de televisión. Es lo que hacemos todos los días para sepas qué está pasando y hasta para ayudarte a comprender sucesos en contexto, es decir, observamos, interpretamos, analizamos y describimos la realidad percibida para vos.

El Día del Periodista, como toda efeméride, es una excelente escusa para reflexionar. Nuestra actividad no es ajena a esa necesidad que nos obliga a pensar, autocriticar y redireccionar  -imprescindible cada tanto- estrategias comunicativas.

Para dejar esta idea en evidencia hemos trabajado en cuatro medios periodísticos tucumanos: Canal 8 (TV), La Gaceta (Gráfica), El Tucumano (Digital en línea) y LV12 (Radio). En canal 8 (del grupo Telefé) entrevistamos a Marcelo Cortez, jefe de noticias. El periodista elegido de La Gaceta fue Federico Van Mamerem, columnista y jefe de redacción. Pedro Noli, Sebastián Ángel Zazzali y Ana Nores del Tucumano también nos mostraron la tarea periodística en ejercicio pleno de los nuevos géneros digitales y, Fernando Pazos nos abrió las puertas del pequeño gran mundo de la radio.

Los invitamos a conocer la cocina de las noticias de los hechos en los que vos, sos el protagonista.

 

 La producción

La elección de los medios y personas entrevistadas para este trabajo responde a la preferencia que lectores, oyentes y usuarios manifiestan a diario en encuestas, mediciones y redes sociales.

Teníamos los nombres, organizamos el tiempo disponible, analizamos el espacio que tendríamos para publicar este trabajo y nos pusimos manos a la obra. Empezamos por Canal 8.

 

Canal 8

Laprida segunda cuadra

 

Llamativamente, no había autos estacionados en esa cuadra (está prohibido de 06:00 a 22:00). No hacía frío. Será porque alguien se olvidó de decirle al otoño que estábamos en mayo y que debía haber llegado. Vaya uno a saber. Lo cierto es que a esa hora, las 10:30, la humedad seguía derramándose por las mejillas.

Marcelo Cortez, jefe de noticias de Canal 8 (mucho no le gusta que le digan jefe), andaba organizando detalles en el sector donde están armados los set para el informativo y el programa recientemente estrenado “Vivo Tucumán”. Cuando apareció, traía una sonrisa y la corbata lila de seda floja debajo del botón. Al saco lo había dejado descansar colgado en algún perchero  o respaldar; no importa. Nos invitó a pasar a su oficina, esa que tiene un ventanal a la calle, pegadita a la recepción. Sobre su escritorio había papeles, portalapiceras y en el ambiente, ese olor característico que dejan los caloventores cuando son encendidos luego de un largo verano, “sentí un poco de frío al llegar esta mañana”, se anticipó. Claro, el llega un poco antes de las 06:00.

Nos acomodamos en las dos sillas preparadas para los visitantes y él, detrás del escritorio, en una de esas giratorias y con rueditas.

¿Desde cuándo estás al frente del noticiario?

“No hablemos de años y de tiempo porque se darán cuenta que soy viejo” (risas). “Desde el año 2004”, se animó a decir y nosotros a multiplicar… aunque fue en vano porque lo menos importante era saber cuántos años tiene Marcelo.

“Entré como productor y luego pasé a ser jefe. No soy de esquivar desafíos; cuando me ofrecieron este cargo me gustó y dije que sí pero ¡no sabía en lo que me estaba metiendo! Es otra cosa estar a cargo de personal, es distinto. Lo que me gusta es el periodismo, me gusta hacer periodismo y acá te transformás en una especie de administrador de recursos humanos. No es lo mismo, una cosa son contenidos, decidir sobre la línea editorial, aplicar criterios en determinadas cuestiones, que es lo que nos gusta a nosotros. Otra, es administrar recursos, que a algunos le puede gustar, pero es un poco odioso, a veces”.

 

¿Sentís que lo dejaste de lado?

- ¿Al periodismo?

- Si

“Y si. Te obliga a veces. En realidad, cuando comencé, naturalmente, sin darme cuenta me comenzaron a pasar estas cosas: administrar presupuesto, recursos humanos y la verdad, resulta agotador. Llega un momento en que te das cuenta que le estas dedicando un 70% de tu esfuerzo y tiempo a esa administración de recursos, horas extras, presupuesto y viajes que es lo que la empresa te exige y lo debes hacer porque tenés que cumplir metas todos los meses, te tenés que ajustar a eso, y terminás haciendo solo un 30% de periodismo”.

¿Te llevó tiempo comprender esa diferencia?

“ Sí, me costó mucho. De pronto empezás a tener algunas diferencias con tus compañeros de trabajo, porque estás ocupando un cargo y aunque quizás no sacás chapa, seguís siendo una persona común, tus compañeros inevitablemente te ven como jefe, como una persona que empieza a tomar decisiones y que, a veces los favorece y otras no”.

Marcelo nació en Tucumán, una primavera del siglo XX. No vayan a creer que les diremos la fecha de nacimiento… es un joven periodista de 48 años… pero eso queda entre nosotros.

A esta altura de la conversación se veía entusiasmado y confesó: “Esto no lo dije nunca. Yo quiero ver contentos siempre a los periodistas. Hay algunos que ganan más que yo y a mí no me interesa. Mientras estén felices, está buenísimo; esa es la idea. Igualmente uno toma decisiones que se ajustan a la línea editorial de la empresa y a veces, a la gente no le gusta, sienten que uno los perjudica pero en realidad no existe ensañamiento con nadie; son, simplemente, decisiones que uno toma en base a la línea que le van bajando y eso provoca  roces, por lo tanto, (lo de ser jefe) tiene sus cosas buenas y no tan buenas. No es fácil. Además, nosotros somos los denominados mandos medios, que están en todas las empresas. Es un cargo un poco odioso: (por un lado) tenés un jefe al que hay que responder, (y por el otro) tenés gente a cargo. Estas en el medio”.

 

La línea editorial

 

Eran las 11:30 y ya se escuchaba el rum rum y las corridas por la inminente salida al aire del informativo, esos momentos previos a la emisión del trabajo recogido en la calle por los equipos periodísticos de exteriores.

Y teniendo en cuenta que asumiste en 2004 ¿cuáles han sido los cambios, si es que los hubo, en la línea editorial a lo largo de estos años?

“Profundos no, yo creo que los cambios de la línea editorial son más notables en Buenos Aires de acuerdo al gobierno de turno, no tanto acá. Aunque cueste creer en el periodismo actual, nunca nos bajaron línea, no somos oficialistas pero tampoco opositores. Tenemos una línea editorial independiente, aunque dicen que no existe la independencia en el periodismo. Tratamos de ser equilibrados, lo que significa ser ecuánimes en el tratamiento de la información, escuchar siempre las dos campanas. Nosotros no opinamos somos presentadores de noticias”.

 

La Gaceta

En la peatonal mendoza

No estamos seguros si fuimos a La Gaceta a la semana siguiente. Lo que si podemos afirmar es que fue un miércoles a las cinco de la tarde luego de varios intentos para coordinar la nota con el secretario de redacción, Federico Van Mameren. ¡No vayas a creer que se hizo la estrella ni nada por el estilo! No es sencillo coincidir dos (mucho menos tres) periodistas de distintos medios con el único fin de hacer una entrevista. Pero hicimos la diligencia y el cosmos conspiró.

- Ustedes graban en el celular. Yo compraba un cuadernito de tapa dura, y sin renglones. Iba a la legislatura, al consejo, tomaba nota. Después no me entendía la letra… y compraba así para no perder las hojas; después tenía pilas de cuadernos que, si me pedías releerlo era imposible, pero con eso bastaba. Que grabes no tiene una fuerza determinada. Yo no tengo memoria; los apuntes te sirven para eso. Incluso con un iPad sigue siendo eso.

 

 

Así comenzó una conversación que duró un poco más de 50 minutos cargados de recuerdos, conceptos, sentimientos, dudas, proyecciones.

Ese miércoles llovía. Entramos al edificio. “Los están esperando” nos dijo la recepcionista. Subimos por la histórica escalera de mosaicos rojos decorados hasta el primer piso y nos dimos con la sala de redacción donde pululaban los periodistas enfrascados en sus notas porque era tiempo de cierre para la edición de papel. A la derecha, sin otras separaciones que la diferencia de colores, estaba la mesa de los editores, una gran mesa octogonal donde los jefes de sección discuten temas, lineamientos y enfoques.

 

- Perece la mesa del Rey Arturo y sus Notables.

Le dije a Eduardo, mi colaborador y mano derecha en la construcción de este informe periodístico.

 

Camino al Gymnasium                 

- Yo vivía en Mate de Luna al 3700, venía al Gymnasium y me bajaba en la 24 de septiembre; caminaba siete cuadras. Durante esas cuadras, por el aburrimiento,  hacía reportajes en mi cabeza a los jugadores de fútbol. En la primera cuadra lo entrevistaba a Gatti que había jugado la semana anterior y le hacía reportajes radiales a él, al Pato Fillol, a Alonso. Hablamos del año 80. Si querés que encontremos un punto de comienzo será ese. Después seguí derecho, psicología, hasta que apareció la posibilidad de hacer un reemplazo acá (se refiere al diario). Entre y acá estamos todavía (30 años después).

El escritorio de Federico es de esos envolventes, como en media luna. Se sentó de su lado, se tiró para atrás conociendo la comodidad de su sillón, apoyó el tobillo de una pierna sobre la otra y sin esperar pregunta confesó: “cuando escribo me pregunto para quién escribo, quién es el que lee. Porque si hablamos del Parravicini ¿Qué decimos? Que es un edificio patrimonial. Aja. Pero ¿Qué es el Parravicini para los chicos? ¡Un restaurante chino! ¿Saben que era un teatro y que vinieron estrellas como Moria Casán o Susana Giménez a actuar ahí? No creo. Entonces no puedo dejar de pensar en eso y tengo que contarlo todo.”

 

Hacías entrevistas imaginarias de adolescente y luego, ¿pensaste que era esto lo que querías hacer?

“Había una sección que se llamaba Telecor . Ahí llegaban cables y había una sección especial, que eran las primeras páginas: noticias nacionales, economía… y esos papeles que llegaban las distribuíamos cuatro o cinco personas, hacíamos marcar errores de ortografía y cortar donde nos indiciaba un diagramador. Cuando me llamaron para hacer un reemplazo de un mes, al principio dije que no porque no tenía el título y me moría de vergüenza en realidad. Lo llamaron a mi viejo (Gerardus Van Mameren) y le dijeron  si quería venir o no, porque les estaba creando un problema, y ahí vine. Me senté y ahí empezó la historia”.

El padre de Federico fue un hombre que amaba las letras, la poesía, el tango. Fue abogado pero escribía y hacía críticas de libros. Con orgullo reconoce que algo de su pluma le vino en el ADN.

¿Influyó en tu manera de decir?         

“Antes si, hoy he perdido eso en la vorágine de todos los días”. Cruza los brazos pensativo y agrega: “Antes sentía que lo que escribía estaba bueno en cuanto a las formas y los atrevimientos; me sentía un periodista que tenía una escritura atrevida, pero respetuosa. Una vez jugué con una canción que era Juguemos al revés de María Elena Walsh ¡y puse las columnas al revés! Jugaba con personajes, apodos, imágenes que condensaban características de algunos políticos. Algunos lo tomaban bien, otros no tanto. Mi intención era subrayar particularidades  generales de procederes o cosas que caracterizaban a esas personas. Pero centralmente era sacudirlo al lector, al político o a ese actor de nuestra vida en comunidad que estaba haciendo algo”.

La grieta

Ese grado de susceptibilidad que señalás ¿ha crecido? ¿Se ha mantenido?

"Siempre ha sido igual pero debo reconocer que siempre me sentí respetado. Puede haber alguien que se enoja, te hace un juicio, se molesta, a veces con razón, otras no tanto pero siempre sentí que hubo respeto. No obstante, yo creo que hemos vivido en esta famosa grieta durante la etapa del kirchnerismo. Nos hemos ido volviendo cada vez cada vez más intolerantes. A esto se le sumaron las redes pero creo que la agresividad del gobierno anterior hacia la prensa ha contribuido con esa intolerancia".

¿Crees que la inmediatez le ganó al contenido?

"Lo que se ha afectado es la primicia. Cuando vos querés saber qué pasa, vas a un lugar que da confianza; decís yo le creo a este sitio, a este periodista, a este medio. ¿Ganó la inmediatez? Sí, pero el periodismo no es primicia, es decir la verdad".

La grieta ¿se atenuó?

"Sí desde el poder, aunque este gobierno tiene un trabajo muy fuerte en las redes para imponer su voz. Sin embargo, hay menos agresividad. El presidente no se para en un atril para llamarnos mentirosos. Cuando Cristina (Fernández) lo hacía a mí me dolía mucho porque los periodistas no somos mentirosos, yo no soy mentiroso y si dijera algo que no se ajusta a la verdad, me estaría faltando algún ejercicio profesional, estaría trabajando mal. La grieta no ha desaparecido pero si se ha aflojado. Ya no nos atacan todos los días".

Frente a la mercantilización de casi todo, por no decir todo. ¿Los periodistas manejamos un producto o un bien público?

"Los periodistas trabajamos con hechos para contar verdades que algunas empresas periodísticas transforman en un producto y venden noticias. El objetivo de La Gaceta en estos 100 años es, como toda empresa seria de periodismo, defender un bien común, que las instituciones funciones. En otros países el periodismo es un cimiento de la democracia. Si no está bien hecho la democracia se debilita, no funciona.

Me asusta cuando lo maltratamos (al periodismo). Desconfiamos primero y la prensa tiene que ser un elemento de confianza. Uno de los problemas más serios que tenemos los argentinos es que no confiamos en el otro".

Periodismo al fin y al cabo

Desde la época de la máquina de escribir ¿Como viviste eso después de tantos años? ¿Cómo te acomodaste?

"El periodismo es el mismo, vamos adaptando nuestra cabeza. Cuando yo usaba máquinas de escribir, ordenaba la frase en mi cabeza y la copiaba mecánicamente. Era un proceso más lento. Escribía en la cabeza y copiaba en el papel. Ahora, con la computadora, escribís y escribís… en un momento decís ésta es y seguís. Ahora escribís y después ordenás.

Además, se le suma la imagen, el video que le imprimen más velocidad. Si escribo algo consulto, voy a tomar un café; si no estoy seguro llamo a la fuente. Tenes tiempo de procesar y ordenar. En la televisión no hay tiempo de nada, no te podes equivocar. Hacer televisión fue lo más desesperante que hice pero me devolvió la adrenalina. La tecnología te marca un ritmo veloz, otras formas de razonar, pero el periodismo es el mismo".

Seguimos hablando del futuro del papel, de los nuevos paradigmas que impone la revolución en las comunicaciones, de los valores humanos como cimiento de conductas, de la transición global de la cultura que nos pone en crisis… o al revés, como la canción de María Elena Walsh… En medio de todo eso, se levantó de su sillón, se trasladó hasta un pequeño mueble gris de puertas verticales. Eduardo y yo nos miramos porque intuimos que algo importante iba a suceder. Los ojos le brillaba de una manera distinta, caminaba con las manos hacia adelante con las palmas hacia arriba… sacó un sobre, ajado por el tiempo, de esos que usan en las casas de fotografía para entregar fotos reveladas, volvió a su lado del escritorio y nos mostró uno de sus tesoros: fotos con Dardo Nofal, Julio Aldonate, Ventura Murga, Hary… y la vieja redacción con olor a tinta y a papel nos invadió la memoria.

 

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