SALUD |

El sarampión, de nuevo en la agenda

Se confirmaron dos casos autóctonos esta semana y el Ministerio de Salud emitió un alerta.

Dos nuevos casos de sarampión en bebés de cinco y de seis meses de edad, período en que los pequeños todavía no están cubiertos por la vacunación, nos sacaron del letargo.

Nos habíamos olvidado de esta enfermedad, de la cual Argentina estaba libre desde 2000, pese a que hubo casos aislados importados (por viajes a regiones en las que la enfermedad era endémica).

La globalización, con la democratización de los viajes al exterior, antes un lujo exclusivo de segmentos sociales privilegiados, se constituyó en un factor de riesgo para el contagio. Pero también lo es, y fundamentalmente, el relajamiento de la población en lo que respecta a la importancia de la vacunación, y la transmisión de ideas erróneas sobre efectos secundarios de las vacunas.

Cada uno de estos aspectos merece un capítulo, pero en nuestras manos disponemos de dos recursos muy valiosos.
Uno de ellos es tener al día las vacunas previstas en el calendario oficial –los adultos solemos olvidarnos de nuestra propia cobertura, tan importante como la de los más chicos– y también el no compartir a través de las redes sociales información proveniente de fuentes no identificables, que no están sujetas a control de un editor responsable.

Facebook, Twitter y hasta WhatsApp están tomando medidas destinadas a restringir la posibilidad de compartir contenidos que puedan viralizarse, pero ello debe complementarse con el compromiso individual de no contribuir a propagar información dudosa.

Una tendencia social a adherir a los contenidos “antisistema”, que parece equilibrar la influencia de los grupos poderosos –lo que incluye a empresas como los laboratorios–, genera inmediata simpatía en algunas personas.

Sin embargo, un pequeño rastreo muestra que quienes sembraron sospechas en vacunas como la triple viral –que protege contra rubéola, sarampión y paperas– y hasta filtraron esas dudas en publicaciones científicas serias, estaban impulsados por intereses económicos.

Además, la demonización de los medios de comunicación tradicionales, consecuencia en parte de teorías críticas de la comunicación, pero también de sectores favorecidos por la deslegitimación de lo que alguna vez se llamó “quinto poder” (el cual servía de contrapeso de los otros poderes), fomenta la proliferación de información falaz.

Educarnos como consumidores de información es hoy más que nunca una prioridad. Extender nuestra mirada crítica a todos los modos de comunicación y confirmar todo dato dudoso que pueda repercutir en nuestra calidad de vida con profesionales de la salud es fundamental.

Además de la clínica y la infectología, la medicina del viajero es una de las especialidades que puede ayudar a la prevención de estas enfermedades. Cada viaje, entonces, además de estar acompañado de planes y de ilusiones, debe incluir la visita a los médicos que saben qué riesgos de contagio o transmisión existen en nuestros destinos elegidos.

En la ciudad de Córdoba, el área de Medicina del Viajero del Hospital Misericordia está preparada para dar respuestas. También el médico de familia puede orientar en el acto de prepararnos integralmente para unas vacaciones saludables.

Menos prejuicios, modas y facilismos en los actos de comunicación que ejerzamos redundarán en más beneficios para la sociedad.

Fuente: La Voz

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