DEPORTES |

Nada para festejar: River cayó ante Gremio por un gol

El equipo de Gallardo no fue el mismo en la semifinal de ida. Gremio lo dejó casi inmóvil y le ganó con una pelota parada. Ahora tendrá que reencontrar el juego en la vuelta si quiere jugar en la final.

Gallardo tendrá que abrir la caja fuerte y sacar unos cuantos de los ahorros guardados para intentar levantar otro pagaré en Porto Alegre, dentro de una semana. Varias cuentas se le juntaron al Muñeco porque más allá de lo estadístico -River nunca pudo ganar una semi de Copa frente a equipos brasileños-, esta vez le quedaron pendientes otras cuestiones como su juego para encontrarle la vuelta a un partido que no se dio como había imaginado y las pelotas paradas en contra que otra vez le costaron caro. Más caro que nunca.

 

Después de dos cruces nacionales en octavos y cuartos de final, Gremio le dio a River la bienvenida a la Copa Libertadores. Luchando y raspando. Fue un partido cortado por las faltas, con roces permanentes, empujones en cada pelota parada y muchas protestas para un árbitro que no siempre pitó lo que correspondía. En esa propuesta de pelear más que jugar de los brasileños, con un 4-1-4-1, a River le costó plasmar sus ideas porque era difícil encontrar espacios para asociarse. El mediocampo estaba superpoblado y entonces la búsqueda terminaba en intentos de desequilibro individual. De hecho, las dos situaciones que tuvo en el primer tiempo fueron remates de Palacios desde afuera del área que Grohe mandó al corner.

El campeón vigente de la Libertadores mostró mucho oficio y personalidad para este tipo de partidos. Sabiendo que River iría a presionarlo y a ahogarlo en la salida, nunca arriesgó con la pelota y tiró muchos pelotazos, desarticulando esa intención del equipo de Gallardo. Y a falta de sus delanteros titulares, Gremio se refugió como primera opción y dejó a Jael a la espera de pescar algún error de la defensa millonaria. Entonces, cuando la agarraban Ponzio o Palacios, les costaba encontrar receptores libres. Así River cayó muchas veces también en el pelotazo largo, una opción que no favorece al juego de Scocco, quien estuvo perdido y fue el primer cambio de la noche, dejándole el lugar a Pratto.

El gol de Michel -otra vez un cabezazo en el primer palo, como aquel de Blandi para San Lorenzo, por ejemplo- puso a River en una situación tan inesperada como poco habitual. Y ni siquiera la desventaja sirvió como despertador para modificar el hilo del partido. El control de la pelota siguió dividido, Pity y Quintero no conseguían entrar en sintonía y el ingreso del Oso no alcanzó para aguantar arriba como el de Nacho Fernández tampoco fue productivo para generar el fútbol que estuvo ausente en el Monumental.

El desafío para el martes 30 en el Arena de Gremio será gigante. Debe dar vuelta la historia. No es imposible: ya lo hizo en el 2015 en Belo Horizonte, contra Cruzeiro. Ahora enfrente tiene a un gran equipo. Un Gremio que te pelea paritarias y te consigue un aumento del 50%. Pero a Gallardo y su River no hay que darlo por muerto porque si de algo sabe, es de escribir nuevos capítulos en la historia millonaria.

Será el turno de pagar otra deuda. Está en manos de Gallardo y el plan que cranee las chances de agigantar su capacidad de superarse.

Dejá tu comentario