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Con la reforma impositiva trabada, sólo 3 de cada 10 fumadores cambió sus hábitos de consumo

El dato surge de una encuesta de la Fundación Interamericana del Corazón. La reforma de 2017 no se está implementando plenamente por amparos presentados por las tabacaleras. Y este año bajó la recaudación.

Aumentar los impuestos al tabaco y que ese incremento se traduzca en una suba en el precio de los cigarrillos es, según la evidencia científica, una de las medidas más eficaces para lograr disminuir el tabaquismo, ya que desalienta su consumo e incentiva a los fumadores a abandonar el hábito. En la Argentina, donde el mercado del tabaco está gravado por cuatro impuestos, hubo un aumento impositivo en 2016 –por decreto- y luego una reforma impositiva en 2017. Una encuesta de la Fundación Interamericana del Corazón (FIC) buscó medir el impacto de esta última reforma a los seis meses de su entrada en vigencia en marzo último y concluyó que sólo el 30% de los encuestados modificó sus hábitos de consumo, mientras que el 70% señaló no haber cambiado su hábito de consumo tras la reforma impositiva.

La encuesta abarcó a 2.484 fumadores mayores de 16 años de la Ciudad de Buenos Aires. De ese total, el 61,9% correspondían a fumadores de adicción baja y 38,1% a fumadores de adicción alta. Sobre la composición de los encuestados, el 85% del total consume cigarrillos, el 8% tabaco para armar, el 2,5% dispositivos electrónicos y 7,2% consume más de un producto de tabaco. Un dato que llama la atención es que el 63% de los encuestados manifestó no saber de la existencia de la reforma impositiva. En tanto, un tercio (33%) de los encuestados dijo apoyar el aumento de precio de los cigarrillos, pero un 35% se mostró en desacuerdo con esa medida.

Al analizar qué tipo de modificaciones de consumo realizó el 30% que sí cambió hábitos o por qué, surge que el 40% de ellos argumenta como motivo que los cigarrillos se encarecieron respecto a otros productos. El 60% dice que lo hizo por otras cuestiones -no vinculadas al precio-, como salud, calidad de vida o situación económica personal. El 19% dijo que comenzó a consumir marcas más baratas. El 14% compró cigarrillos sueltos y 16% compró paquetes de menor cantidad de cigarrillos. Además, el 68,5% dijo que modificó la cantidad de cigarrillos consumidos: el 85% bajó el consumo y el 15% lo aumentó.

En su informe, la FIC advierte que, tal como demuestra la evidencia científica, “para que una medida impositiva sea considerada de salud pública debe generar un aumento de precio suficiente para descender el consumo de tabaco” y agrega que la actual reforma tributaria “no cumple con los estándares internacionales en la materia ya que un 70% del total de los encuestados manifestó no haber cambiado su hábito de consumo”. El trabajo entiende que una de las principales razones de esto es que la nueva normativa “generó una disminución en la alícuota del 75% al 70%, cuando lo recomendado por la comunidad internacional es siempre aumentar las alícuotas a los impuestos aplicados al tabaco”.

En los últimos años Argentina buscó avanzar en el marco impositivo en torno al tabaco. En 2016 mediante un decreto dispuso un aumento de 60% a 75% la alícuota de impuestos internos para todas las categorías de cigarrillos. El impacto fue grande en un primer momento: el mes de la entrada en vigencia de ese decreto las ventas cayeron 44%. Pero un año después ya habían logrado recuperar el terreno perdido y habían vuelto a los niveles previos al decreto. Una de las razones: la inflación en Argentina va licuando los incrementos, que si no se actualizan periódicamente van perdiendo efecto. Para intentar compensar esa distorsión, la reforma impositiva de 2017 introdujo un cambio: puso un impuesto mínimo de 28 pesos, actualizable por inflación, que evitaría que las marcas más baratas tributaran menos en función del porcentaje de impuesto. Esta norma, además, redujo del 75% (que se había dispuesto por decreto en 2016) al 70% la alícuota para impuestos internos. También se incorporó un precio mínimo por cigarro y por paquete de cigarritos y se incrementó la presión fiscal al tabaco para armar.

“Si quisiéramos atribuirle estos cambios de hábitos a la reforma, no se los podemos atribuir. Cuando hablamos de cambios de hábitos, el 70% de la muestra global, no cambió de hábitos, siguen consumiendo la misma marca y cantidad de cigarrillos. Un 30% sí modificó hábitos. Pero de la muestra total, sólo el 12% atribuyó ese cambio al precio”, señala a Clarín Marita Pizarro, codirectora ejecutiva de FIC Argentina.

Sin embargo, la reforma impositiva se encuentra en otro problema aún más complejo, y es que quedó sumida en un embrollo judicial a partir de una serie de recursos de amparo interpuestos por las tabacaleras más chicas –que son las que venden las marcas baratas- y que las exime de pagar el pago del impuesto mínimo de 28 pesos, que actualizado a hoy ya debería ser de 33 pesos. La AFIP y la Secretaría de Salud de la Nación presentaron ahora un recurso de queja ante la Corte Suprema de Justicia para pedir que deje sin efecto esa cautelar.

“La reforma de 2017 tiene un impuesto mínimo por paquete, que en teoría introduce el cambio necesario para la realidad inflacionaria argentina, pero todavía no lo logramos implementar. El aspecto negativo es que la alícuota, que en la ley anterior era de 60% y mediante un decreto se subió a 75%, bajó con la reforma a un 70%. Si hacemos un balance, entre una ley y otra subió 10%, pero en el medio durante un tiempo estuvo en 75%. Ahora, sin poder cobrar el impuesto mínimo por los recursos de amparo y con la alícuota en 70%, la recaudación bajó”, explica a Clarín Verónica Schöj, directora nacional de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles.

“Este impuesto mínimo- agrega- sirve para subir el piso de precios y empujar toda la estructura de precios”. Como resultado de no poder cobrarlo, admitieron desde la Secretaría de Gobierno de Salud, aumentó la brecha de precios de cigarrillos entre los más caros y los más baratos. “Hay paquetes de 20 unidades disponibles a 19 pesos, lo cual va en dirección contraria al fin buscado por la ley de proteger la salud. Además las pymes incrementaron su participación en el mercado en un 13 por ciento, lo que indica sustitución de productos”, señaló.

Sobre los resultados de la encuesta de FIC, Schöj considera que se sobredimensiona el impacto de la alícuota que bajó de 75 a 70%. Y explica: “El año pasado ya se había licuado la totalidad del decreto de 2016. Porque en una estructura establecida completamente a porcentaje, la inflación logra licuar cualquier medida. Necesitamos medidas más efectivas para un contexto inflacionario. La Justicia no puede desconocer el argumento de proteger la salud pública. Es un derecho superior a los derechos comerciales”, dice la funcionaria. En este contexto, en el que sólo pudieron implementar parcialmente la reforma impositiva y teniendo en cuenta que se trata de una adicción como la del tabaco, "un 30% de cambio de hábitos no es poco".  "Necesitamos fortalecer la implementación de la reforma. Y que se subiera otra vez la alícuota sería también importante y lo permite la ley, aunque como estructura, el porcentaje solo no es suficiente", añadió. 

En Argentina, el tabaquismo representa la primera causa de muerte prematura y evitable que ocasiona anualmente 44.851 defunciones. A su vez, la presión que ejerce sobre el financiamiento del sistema de salud es muy grande:  se estima que el costo directo de la atención médica de las enfermedades provocadas por el tabaco alcanzó los 33.260 millones de pesos en 2015, alrededor del 9% del gasto total en salud.

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