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Tumor cerebral, el segundo cáncer infantil más frecuente

En Argentina se producen anualmente entre 1300 y 1400 nuevos de casos de cáncer en menores de 15 años. Los tumores del sistema nervioso central son los segundos en incidencia detrás de las leucemias.

Máximo Menem, el hijo del ex presidente de Carlos Menem y Cecilia Bolocco, se sometía hoy en Chile a una compleja operación para extraer un tumor cerebral que le detectaron luego de que fuera hospitalizado por un episodio que incluyó dolor de cabeza y vómitos. En Argentina, los tumores del sistema nervioso central (SNC) son los segundos en frecuencia en la infancia, detrás de las leucemias.

De acuerdo al Registro Oncopediátrico Hospitalario Argentino (ROHA), entre 2000 y 2016 se reportaron 22.450 casos de cáncer en menores de 15 años, lo que implica que se producen anualmente entre 1300 y 1400 casos. La enfermedad oncológica más frecuente son las leucemias (se produce en los tejidos de la sangre, incluida la médula ósea), que representan casi el 37% de los casos; seguida por los tumores del SNC (19%) y los linfomas (casi el 12%).

Los tumores del SNC, no obstante, son los primeros en incidencia en lo que respecta a órganos sólidos. Se producen 2,3 casos por cada 100.000 menores de 15 años por año. La mayor incidencia se registra en la Ciudad de Buenos Aires y la menor corresponde a Formosa y La Rioja.

De acuerdo a la guía elaborada por el Instituto Nacional del Cáncer "Tumores Pediátricos del Sistema Nervioso Central", dentro de ese grupo de tumores, los astrocitomas -que generalmente son quistes no cancerosos, de crecimiento lento- son los tumores más frecuentes; seguidos por los tumores embrionarios, que se originan en las células fetales (embrionarias) del cerebro; tumores intracraneales inespecíficos y los ependimomas.

Las manifestaciones clínicas varían según la edad del niño o niña y la localización del tumor, siendo los síntomas o signos más frecuentes la cefalea (33%); náuseas y vómitos (32%); ataxia (27%), que implica la falta de control muscular o coordinación de los movimientos voluntarios; edema de papila (13%), que es la hinchazón de la papila óptica debido a hipertensión intracraneana; y convulsiones (13%). En la mayoría de los niños que padecen tumores cerebrales primarios, la causa del tumor no es evidente.

"Es fundamental la rápida identificación de los signos y síntomas ya sea por parte de los padres y/o cuidadores o del médico que lo evalúa. Ante alguna sospecha, debe realizarse un examen físico completo y una historia clínica detallada. Un estudio por imágenes con resonancia magnética nuclear (RMN) o tomografía computada (TC) es necesario para poder realizar el diagnóstico, que luego será confirmado con material histológico en caso de ser posible", sostiene la guía elaborada por el INC en base a una exhaustiva evaluación de la evidencia disponible.

El tratamiento de los tumores del SNC requiere un abordaje multidisciplinario que incluye cirugía, quimioterapia y radioterapia, solas o en combinación.

La cirugía cumple un rol fundamental tanto en en el diagnóstico de la enfermedad, ya que proporciona material de biopsia, como en el tratamiento al resecar el tumor. Preferentemente, debe ser realizada por un neurocirujano infantil.

"El objetivo debe ser la resección completa del tumor con márgenes negativos, sin embargo dado a la infiltración difusa de las células tumorales y al área comprometida, esto no siempre es posible por el gran riesgo de daño neurológico permanente, logrando generalmente una resección subtotal", explica el documento.

El tratamiento y el pronóstico dependen del tipo de tumor, su ubicación dentro del cerebro, si se ha diseminado, y la edad y el estado de salud general del chico.

Si bien los tumores del SNC son los tumores sólidos más frecuentes en niños, su incidencia es baja. Por lo tanto el diagnóstico temprano y su derivación a centros especializados es muy importante.

Fuente: Clarín

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