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Vicky Xipolitakis: ´Ahora en mi vida manda mi bebé´

La modelo presentó a su primogénito,y compartió el giro de 180 grados que le dio a su vida.

Aprendí a tener paciencia, no sabía lo que era eso en mi vida. Antes quería todo 'ya', pero con un bebé aprendés a tener paciencia, amor, a entenderlo y vivir con alegría. Él presiente todo y quiero que sea un bebé feliz".

Con ese mensaje, lejos del bullicio mediático al que alguna vez nos acostumbró, Vicky Xipolitakis (33) describe a la perfección este presente tan diferente como feliz y único, y nos abre la puerta a su universo más preciado: el de ser la mamá de Salvador Uriel (3 meses).

Enteramente vestida de blanco, con su cara "casi al natural", chatitas y con su bebé en brazos durante toda la entrevista, la menor de las Xipolitakis recibe a Ciudad en su flamante departamento de Barrio Norte, donde convive "cada quince o veinte días", según ella misma cuenta, con Javier Naselli (54), padre de su hijo y empresario radicado en Estados Unidos. Mucha luz, ambientes despojados, paredes blancas y algunos objetos de diseño, hacen de su nuevo hogar un reducto de paz y tranquilidad.

Y así, en un nuevo capítulo de #ExpertxsEnPañales, la sección en la que los famosos presentan a sus hijos, nos abrimos paso a descubrir a una nueva Vicky, acaso su mejor versión: madre amorosa, dedicada, responsable ¡y hasta un tanto obsesiva!

-¿Cómo estás viviendo esta nueva faceta de tu vida?

-Siento que mi vida arrancó con Salvador. Encontré y conocí el amor con mi hijo. Es re difícil ser mamá pero es hermoso, te juro. Ya nos conocemos, entonces si se quiere dormir tiene su canción, ya sé cuándo tiene sueño, cuándo no, cómo ponérmelo encima si tiene gases y así todo... Eso hace que a veces estemos así hasta las 5 de la mañana, ja, ja... Tenemos una conexión increíble. Salvi es muy mimoso, ya está muy malcriado, ja, ja. Quiere estar todo el día a upa, no quiere que hable cuando duerme y tiene mucho carácter. Hoy él es quien manda mi vida, por eso es que no voy ni a la esquina, no puedo salir, aunque ahora después de tanto buscar logré tener una persona que me está dando una mano.

-¿Vos sola te ocupabas todo el tiempo de él?

-24 horas, no... ¡25! El bebé se calma estando a upa mío. Pueden ayudarme, pero él siente el olor a la mamá y quiere eso. Estoy totalmente enamorada, embobada, es mi principito. Lo amo, lo amo, lo amo. Lo vivo besando. Jugamos mucho juntos.

-Calculo que también duerme mucho...

-No te creas que tanto. Duerme más de día, obvio, ja. Y de noche estamos despiertos acá... (señala el amplio living de su departamento). Me paso noches y noches acunándolo, dando vueltas por toda la casa. Y no quiere que hable, quiere paz y tranquilidad. ¡Me puede! Mirá que yo no había perdido una noche de mi vida por nadie, eh.

-¿Qué cambios notás en tu vida desde la llegada de tu hijo?

-Todo. Ahora en mi vida manda mi bebé. No tengo tiempos, horario, ritmo. Trato de hacer algunas cosas igual, pero no me puedo despegar. El otro día, por ejemplo, me fui media hora al médico cuando se quedó dormido con la chica que me empezó a ayudar y tenía el corazón que se me salía. Le escribía diciéndole "ya estoy en el taxi", "ya estoy llegando", "ay por favor que no se despierte", "mandame foto pero no con flash que se puede despertar". Soy muy intensa como mamá.

-¿A ver, cómo te definirías con más palabras?

-Intensa, presente. No me puedo despegar. Mamá primeriza, pero con un corazón enorme que no sé cómo no se me sale del pecho. Pienso en él, ya no en mí. Dejé de hacer un montón de cosas, cambié costumbres, formas de ser. Pero estoy muy feliz y muy enamorada. Creo que hasta dentro de unos meses voy a estar así muy pegada a él, después cuando empiece a crecer quizás sea distinto. Lo empezaré a llevar conmigo. Por ahora desde que nació vivimos las 24 horas del día pegados. No lo saco mucho porque la pediatra me dijo que afuera hay muchas bacterias y tengo que cuidarlo. Soy una leona, lo cuido mucho, estoy en los detalles.

-¿Aceptás consejos, por ejemplo de tu mamá?

-Sí, de gente con experiencia, sí. Capaz me dice "mirá, yo hacía esto". Lo que no me gusta es que me impongan, pero me encanta escuchar otras experiencias y si no es una locura, lo pongo en práctica. Cuando nació Salvador me apareció un instinto maternal y sentía que ya sabía todo. Me dieron dos o tres tips en la clínica, pero desde el momento en el que lo tuve al lado, aunque estaba con la herida de la cesárea, saqué fuerzas de donde no tenía, me paré y lo agarré para tenerlo conmigo. Me nació una fuerza océanica y eso hizo que nunca tenga la necesidad de hacer reposo, aunque después me tuvieron que sacar agua de la herida y estaba muy dolorida. Pero todo lo hago por el bebé. Lo sentía llorar en la clínica y yo me arrastraba para agarrarlo por más que tuviera dolor. Eso es una mamá. Esta conexión es amor, un amor real. Estamos siempre juntos y nos entendemos. Sé qué le pasa en cada momento. Estoy disfrutándolo como nadie.

-¿Sos de las madres que hace mil planes o te dejás llevar por los momentos?

-Pienso todo. La ropa por ejemplo la tengo hasta el año. En cada viaje le fui comprando algo. Todo lo que veo se lo compro. Vivo para él. No quiero que le falte nada. Soy muy de dar y que toda mi gente viva feliz y no le falte nada. No sé si me sobra tanto pero eso me hace muy feliz. La vida, aparte, me devuelve todo. Me gusta hacer feliz a la gente que amo.

-¿Cómo es la vida de tu nueva familia junto a Javier Naselli (54), el papá de tu hijo?

-Sí, mi nueva familia ahora es, Salva, el papá... Pero bueno, el papá está viajando mucho, viene cada 15 o 20 días.

-¿Es difícil para vos eso?

-Y, no sé... Lo conocí así.

-¿Te cuesta? ¿Te gustaría que él comparta más tiempo con ustedes?

-Está todo bien, prefiero no hablar mucho de eso.

-¿Y quién te acompaña en este momento tan importante de tu vida?

-Mi hermana (Stefy Xipolitakis) viene siempre. Mi mamá y mi papá, también. Lo ven y lloran de la emoción. Mi mamá me felicita porque me ve que todo el tiempo lo hago reír. A ella le pasaba lo contrario, me cuenta que ella lloraba con las dos porque lloraba una, la otra... ¡y ella se ponía a llorar también! Hasta que llegaba mi papá y nos calmaba a todas. Para mí todo es felicidad y lo disfruto. Es verdad que es muy demandante, es como que nunca terminás. Los primeros días, que no tenía ayuda y estábamos solitos, eran interminables. Y por más que venga mi familia, no puedo desorganizarles la vida. Mi papá y mi mamá, por ejemplo, son como novios. Ella lo espera que venga de trabajar, le hace su café, después cenan juntos, salen a pasear a los perros. Tienen su rutina y yo no se las puedo cambiar. Y, por mi parte, yo necesito a alguien que me ayude acá, así yo puedo tener un minuto para bañarme, hacer pis (sic), ¡no sé! Los primeros días iba al baño y hacía pis con él en brazos. No lo podía dejar un minuto. Ahora, como te decía antes, encontré una chica que me está dando una mano. Fue difícil encontrarla. Al principio nadie me gustaba, no me convencían para dejar a lo más preciado que tengo en sus brazos. Necesitaba que tengan luz, que me inspiren confianza y no aparecía nada; y las que quizás me gustaban terminaban renunciando, hasta me bloqueaban. No tuve suerte. Yo sé que quizás lo tengo malcriado, con las cosas que yo veo que le hacen bien, y bueno, siento que "malcriar" también es amar.

-Antes vivías casi como una diva, con asistentes y gente que te ayudaba en todo, y ahora vos sos la que está al servicio de tu hijo...

-Sí. Es re loco porque estaba acostumbrada a que me hagan todo, no sé hacer nada por mis propios medios. Y en estos meses me convertí en una "mamá pulpo". Cuando estaba en mi panza, le prometí que siempre iba a tener alegría. Y así estoy haciendo. No nos paramos de reír y de recibir amor constantemente.

-¿Hacés colecho?

-¡Hago todo! Duermo con él, adentro de la cama, al lado de la cama, con la niñera y él, los tres. Había noches en las que no sabía qué hacer: tenía que calmarlo o calmarlo. Llegué a dejarle una ropa mía al lado para que sienta el olor, cualquier cosa. Aunque tenga una niñera, siempre estoy ahí. Él está criado como un principito y tiene sus costumbres. Me ha pasado que vinieran algunas chicas que no entendían eso, entonces no me cerraban. Cada mamá tiene su librito, aunque yo lo tengo todo en la cabeza. Tengo un corazón enorme para él y aprendí a tener paciencia, antes no sabía lo que era eso. Antes quería todo "ya", pero con un bebé aprendés a tener paciencia. Quiero que sea un bebé feliz. Y que herede mi personalidad. Además, elegí ponerle Uriel de segundo nombre porque es mi arcángel, está angelado y quiero que tenga esa protección. Como yo, que me llamo Victoria Jesús. Dicen que los nombres marcan la personalidad y yo creo que va a ser un salvador, muy angelado.

Fuente: ciudad

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