SALUD |

20 minutos al día de contacto con la naturaleza disminuye el estrés

El descubrimiento ha sido publicado en 'Frontiers in Psychology’; investigadores esperan que posteriormente se pueda calcular el tiempo ideal para cada sujeto.

Varios estudios científicos publicados en los últimos años han evidenciado los múltiples beneficios que nos aporta el contacto con la naturaleza. En 2014 un estudio explicaba que puede ayudar a los niños a afrontar situaciones de estrés. En 2018 el inmunólogo y director de la Sociedad Japonesa de Medicina Forestal, el Dr. Qing Li, explicaba en una entrevista que los baños de bosque potencian el sistema inmune de las personas. Y, a principios de este año, un estudio publicado aseguraba que pasar tiempo en la naturaleza puede mejorar el aprendizaje infantil.

Hasta ahora no estaba claro cuánto tiempo era necesario estar en comunión con la naturaleza para beneficiarse de sus efectos positivos. Una duda que ha quedado resuelta con un nuevo estudio publicado en la revista Frontiers in Psychology.

Dedicar al menos 20 minutos al día para pasear o sentarse en un lugar que te haga sentir en contacto con la naturaleza reducirá significativamente los niveles de hormonas del estrés. Esta es la conclusión que se extrae del trabajo.

”Nuestro estudio muestra que para obtener el mayor beneficio, en términos de reducir de manera eficiente los niveles de la hormona del estrés cortisol, debe pasar de 20 a 30 minutos sentado o caminando en un lugar que le brinde una sensación de naturaleza” precisa la doctora MaryCarol Hunter, profesora asociada de La Universidad de Michigan (EEUU) y autora principal de esta investigación.

Estas "píldoras de naturaleza" podrían ser una solución de bajo costo para reducir los impactos negativos en la salud derivados de la creciente urbanización y los estilos de vida sedentarios dominados por la visualización de pantallas. Para ayudar a los profesionales de la salud que buscan pautas basadas en la evidencia sobre qué prescribir exactamente, Hunter y sus colegas diseñaron un experimento que proporcionaría una estimación realista de una dosis efectiva.

Durante 8 semanas los participantes del estudio pasaron un mínimo de 10 minutos en contacto con la naturaleza al menos tres veces a la semana. Para controlar los niveles de cortisol (hormona del estrés), los investigadores realizaron pruebas de saliva antes y después de una de estas ‘píldoras de naturaleza’, una vez cada dos semanas.

Los participantes tenían la libertad de elegir la hora del día, la duración y el lugar de su experiencia en la naturaleza, que se definió como un lugar al exterior a elección, con la condición de que les hiciera sentir que habían interactuado con la naturaleza. Lo que sí exigieron los investigadores fue minimizar los factores que se sabe influyen en el estrés, por lo que se les pidió a los voluntarios no hacer ejercicios aeróbicos y evitar el uso de las redes sociales, internet, llamadas telefónicas, conversaciones y lecturas. “Incorporar flexibilidad personal en el experimento nos permitió identificar la duración óptima de una ‘píldora natural’, sin importar cuándo o dónde se tome”, explica Hunter.

Los datos revelaron que sólo una experiencia de 20 minutos en la naturaleza fue suficiente para reducir significativamente los niveles de cortisol. Pero si se extiende un poco más el tiempo inmerso en la experiencia, de 20 a 30 minutos sentado o caminando, los niveles de cortisol se redujeron a mayor ritmo. Después de estos 30 minutos, los beneficios adicionales de eliminación de estrés continúan aumentando, pero a un ritmo más lento.

”Los profesionales de la salud pueden usar nuestros resultados como una regla de oro basada en la evidencia sobre qué poner en una prescripción de ‘píldoras naturales’”, asegura Hunter.

El estudio proporciona las primeras estimaciones de cómo la naturaleza afecta a los niveles de estrés en el contexto de la vida cotidiana normal. Además, abre nuevos caminos al abordar algunas de las complejidades de medir una dosis natural efectiva.

Hunter espera que este estudio constituya la base de futuras investigaciones en esta área. “Nuestro enfoque experimental puede utilizarse como una herramienta para evaluar cómo la edad, el género, la estacionalidad, la capacidad física y la cultura influyen en la efectividad de las experiencias de la naturaleza en el bienestar. Esto permitirá recetas personalizadas de ‘píldoras naturales’, así como una visión más profunda de cómo diseñar ciudades y programas de bienestar para el público”.

 La Vanguardia.

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