`La memoria, la verdad y la justicia tienen que ser la base para seguir como sociedad´

Se cumplen 17 años del comienzo de los trabajos en el Pozo de Vargas. Ruy Zurita, responsable del CAMIT, valoró las tareas realizadas para identificar a víctimas del terrorismo de Estado.


Un 24 de abril de 2002 comenzaron las excavaciones en el Pozo de Vargas, la fosa de inhumación clandestina más grande de Tucumán. Los peritos lograron identificar ya a 111 personas desaparecidas durante el Operativo Independencia y la dictadura militar. 

A 17 años del trabajo que inició el Colectivo de Arqueología, Memoria e Identidad de Tucumán (CAMIT) en el Pozo de Vargas, Ruy Zurita, uno de los responsables del CAMIT, recordó cómo fue la labor de este grupo durante este tiempo.

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Remarcó que "en realidad el trabajo, el esfuerzo y el motor para llevarlo adelante fue la presencia de los familiares de las personas afectadas y de mucha gente con sensibilidad social que vieron que es necesario que para tener un futuro como país, como provincia, la Memoria, la Verdad y la Justicia tienen que ser la base para poder seguir como sociedad. Por eso es que esta investigación es que se pudo llevar adelante durante estos 17 años que lo vamos haciendo", señaló.

Comentó que "todo surge a partir de las gestiones que venían haciendo los familiares ante la justicia que no encontraban en ese momento y pasando por distintas instancias judiciales comienza una investigación hasta que se dio la posibilidad de que se den una sumatoria de cosas para que salga la denuncia judicial y se comience la investigación en el terreno".

A lo largo de los años de trabajo, los arqueólogos forenses lograron recuperar restos de 150 personas, de las cuales el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que se encarga en Buenos Aires de identificar los restos que extraen los peritos en Tucumán, pudo identificar a 111, lo que permitió a sus familias reencontrarse con sus seres queridos.  

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"El pozo es un pozo de agua que pertencía al ferrocarril, donde hay 111 personas identificadas con nombre y apellido y hay un número mínimo que espera ser identificado que es un grupo de 39 inviduos".

En estos momentos, el CAMIT está trabajando a 33,5 metros con un problema técnico que es la presencia de agua. "Estamos esperando algunos estudios técnicos y la compra adecuada para solucionar este problema". 

Para finalizar, ruy sostuvo que "el esfuerzo vale la pena porque es una familia a la que vos le llevas la seguridad de dónde está esa persona secuestrada desaparecida".

Los represores usaron el Pozo de Vargas, en las afueras de San Miguel de Tucumán, para “desaparecer” a sus víctimas. La fosa fue destapada por orden judicial, gracias a la insistencia y a la presión de las organizaciones de derechos humanos y familiares de víctimas del terrorismo de Estado, que nunca dejaron de luchar para demostrar que en Argentina hubo un genocidio y que allí estaban las pruebas. 

En una publicación recientemente reeditada en sus redes sociales, el Colectivo de Arqueología, Memoria e Identidad de Tucumán (Camit), que realiza las excavaciones en el lugar, rememora el comienzo del trabajo de campo y lo marca como «el comienzo de la Arqueología Forense en Tucumán»: «Abril es un mes muy significativo para quienes, desde el año 2002, estamos trabajando en la inhumación clandestina ‘Pozo de Vargas’, dado que el 24 se cumple un año más del inicio del trabajo de campo (…) El trabajo de campo fue iniciado el 24/04/2002, pero ya desde el año 2000, y a partir del interés común, necesidades y requerimientos de abogadas querellantes, familiares, organismos de Derechos Humanos, locales y docentes, graduados y estudiantes de la Carrera de Arqueología de la Facultad de Ciencias Naturales de la UNT, empezamos a transitar un camino que desembocará en la conformación de un equipo pericial que, en el año 2002, nombramos como Grupo Interdisciplinario de Arqueología y Antropología de Tucumán. Para nosotros la intervención se inició en el año 2001, cuando acompañados por Juan Carlos Díaz y Pedro Mercado llegamos por primera vez a la ‘Finca de Vargas’. Con ellos, y “Molinita”, recorrimos el predio. Como resultado de esta primera inspección y un informe realizado con propuestas arqueológicas para avanzar con una pericia forense, meses después conformábamos formalmente un equipo pericial e iniciábamos el trabajo en abril».  

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