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Se produjo un nuevo desalojo de usurpadores en El Cadillal

Es el segundo que se realiza en el mes. Primero se procedió a expulsar a personas que habían comenzado a alambrar en el sector del “Morro Casino” y ahora se demolió una prefabricada colocada por ocupantes ilegales.

 Por segunda vez en un mes, se produjo un desalojo de usurpadores en El Cadillal.  En la primera ocasión se procedió a expulsar a personas que habían comenzado a alambrar en el sector del “Morro Casino” y ahora se demolió una casilla prefabricada que habían colocado los ocupantes ilegales.

Se hizo en un operativo con máquinas y personal de la Dirección Provincial de Vialidad, en el que participaron representantes de Fiscalía de Estado y del Ente Tucumán Turismo, así como agentes de la Policía. 

Fue en el marco de una campaña destinada a recuperar para el uso de la comunidad los predios de El Cadillal, que pertenecen al Estado. Muchos han sido entregados en concesión, pero muchos otros han sido usurpados a lo largo de los años en que no hubo control sobre lo que sucedía en uno de los lugares especiales para el turismo y el esparcimiento en la provincia. Zona que, por otra parte, forma parte de las áreas protegidas en lo que hace a flora y fauna en Tucumán.

La emergencia de las usurpaciones en el área se hizo notoria en 2012, cuando, en el marco de las tareas de la Unidad Ejecutora de Regulación y Seguimiento de Inmuebles Fiscales, se detectó que había 400 usurpaciones en El Cadillal. 
Entonces una mujer que había comprado predios para lotear los devolvió. Pero otros casos quedaron judicializados a la espera de resoluciones futuras. El año pasado la acción de las autoridades se hizo más notoria. Hay 200 denuncias de usurpaciones en Fiscalía de Estado y ya fueron detectados grandes usurpadores que se apropian de predios para lotearlos y venderlos. Al parecer, el Estado está dejando en claro la idea de que esos terrenos son fiscales y que nadie puede alegar que compra de buena fe un predio en esa zona sin averiguar de quién es. Pese a todo, el asunto es complejo, porque los grupos que se apropian de terrenos tienen aceitadas maniobras, que incluyen actuar sabiendo de la dificultad del Estado para controlar toda el área, y también amenazas contra los que poseen la tenencia de los predios usurpados. Así ha sido el caso del profesor de la Universidad que mantenía el emprendimiento de la Casa Ecológica en el lugar donde se hizo el operativo. El docente, al cabo de años de problemas con los usurpadores, le devolvió el lugar al Ente de Turismo para que este actúe, porque sus denuncias judiciales no habían logrado detener las amenazas y la ocupación.

Esto significa otro llamado de atención acerca del acompañamiento que debe tener el Estado a iniciativas como este emprendimiento, considerado ejemplar -la Granja Ecológica era visitada por delegaciones escolares y era un gran atractivo turístico-. No es bueno que el concesionario haya llegado a una situación casi terminal.

 

Fuente: La Gaceta

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