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“Nunca en mi vida torturé, secuestré, ni maté”

El general César Milani declaró en el juicio por la represión ilegal, se desligó de las acusaciones por secuestros en la dictadura. Reivindicó su militancia peronista y se quebró.

El ex jefe del Ejército del kirchnerismo, César Milani, declaró en La Rioja en el juicio por delitos de lesa humanidad perpetrados durante la última dictadura militar. “Esta es la primera vez desde 2013 que puedo explicar los hechos”, dijo, y manifestó que está detenido por un "dislate jurídico".

"Nunca en mi vida torturé, secuestré, ni maté", se defendió. "Si yo no le hubiera dicho que sí a Cristina, no estaría sentado acá", expresó, al vincular la causa de violaciones a los Derechos Humanos con su designación dentro del kirchnerismo. 

"Ningún subjefe del ejército de La Rioja está procesado o detenido por esto", agregó, y en un momento se mostró quebrado, casi sin voz, al referirse a las víctimas de la dictadura.  

Dijo Milani: "Tengo un profundo respeto por todas las víctimas del..." y se calló. Hizo silencio, como compungido, dudó y agregó: "... del gobierno militar".

"Sobre los desaparecidos, las torturas y tormentos, le quiero expresar mi solidaridad a la familia Olivera", en referencia a uno de sus denunciantes. Pero luego aclaró: "Todo el sufrimiento de la familia Olivera termina donde empieza el sufrimiento de la familia Milani".

Lágrimas al recordar su pasado peronista
El ex jefe del Ejército durante la gestión de Cristina Kirchner se mostró conmovido cuando lloró al recordar a sus padres. "Yo no era el militar formal, no era el militar de pelo corto, no era el militar que no abraza a una chica". Luego recordó sus orígenes peronistas.

"Mi padre fue detenido dos años en Cordoba porque fue candidato a intendente de Cosquín; mi suegro fue detenido en Buenos Aires porque fue diputado con Perón. Mi padre y mi suegro fueron detenidos, a mí me van a hablar de persecución", levantó la voz.

Milani también dijo que desde que tiene un año está vinculado al PJ. "Recuerdo cuando era chico, las reuniones de los dirigentes peronistas de Córdoba se hacían en mi casa; mi padre era presidente del partido peronista, y a mí me mandaban al portón para que avise cuando venía el patrullero".

"Mi madre ─dijo casi con lágrimas─... pido disculpas, iba a los actos por la muerte de Eva Perón llevando una placa de bronce, ponía la placa, ponía flores, las levantaba y se las llevaba a la casa porque las sacaban, ella estuvo presa cinco días", siguió. 

Fuente: Clarín

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