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Salud y los peligros de Internet: la hipocondría que puede estimular la web

Es un cuadro de ansiedad con nombre propio: cibercondria. Fomenta el autodiagnóstico. Cómo detectar conductas riesgosas.

La hipocondría carga con una pesada herencia: la de ser tomada como algo menor que no merece mucha atención (todo es parte de tu imaginación) y que aparta a la persona que la sufre de una vida social y laboral que entre dentro de cierta normalidad. Sin embargo, su incidencia no es despreciable. “Aunque no sabemos cuál es la prevalencia en la Argentina, sí se calcula que a nivel mundial afecta a un 6% en la población general, llegando hasta un 20 % en algunos servicios hospitalarios. La prevalencia es igual en mujeres y hombres y puede presentarse en personas de cualquier edad, aunque no es común en niños y es más frecuente en adultos de edad media”, describe el psiquiatra Julián Pessio, coordinador de la Clínica de Ansiedad y de la Clínica de Trastornos del Ánimo del Instituto de Neurología Cognitiva, INECO.

El punto es que ahora la hipocondría tiene otra fuente de alimentación y de amplificación: internet. Tal es así que los especialistas ya bautizaron al trastorno de la hipocondría que toma como camino para canalizar su obsesión a la búsqueda de información médica en la web. Y la llaman cibercondria.

Quienes sufren de cibercondria utilizan las herramientas de búsqueda de internet impulsados por la necesidad de reafirmar miedos vinculados con su salud, y con la intención de autodiagnosticarse de manera constante. Lo que hasta hace un par de décadas eran lecturas en enciclopedias y diccionarios médicos se traduce en la actualidad en un buceo compulsivo de Google y otros buscadores para encontrar síntomas y signos para condiciones que la persona ya se auto adjudicó y que considera graves.

 

 

¿Hasta qué punto esta búsqueda puede traer problemas? Todo dependerá de la persona, de qué la motiva a buscar, cómo busca, de cuánto busca, de qué hace con los resultados de la búsqueda. Sin embargo, los especialistas ya detectan varias consecuencias negativas. “Además del elevado riesgo riesgo de auto diagnosticarse o auto medicarse –resume García-, lo cierto es que lo que aparece en internet no es fidedigno y puede llevar al paciente a decidir no querer consultar médicos en busca de un diagnóstico por miedo a tener cierta enfermedad”.

 

Irremplazable. La consulta con el médico de carne y hueso y el diagnóstico del especialista.

Internet contribuyó al agravamiento de la hipocondría, “porque la persona cree que padece la enfermedad en tiempo presente. Y transforma su búsqueda en internet en algo similar a lo que antes era ir al médico permanentemente tras un diagnóstico que justifique sus síntomas, la creencia de que está enferma”, detalla la especialista. Además, la cibercondria conlleva el riesgo de que los enfermos abandonen tradicionales científicamente comprobados por terapias que no cuentan con ningún basamento científico: como por ejemplo adherirse a dietas que ponen en riesgo la salud.

Fuente: Noticias

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