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A 10 años del primer gran golpe de Del Potro: campeón del US Open

La Torre de Tandil inmortalizó su nombre entre los mejores de la historia al derrotar en la memorable batalla contra un imbatible Roger Federer aquel lunes de septiembre.

Nueva York, 14 de septiembre de 2009. El esforzado revés de Roger Federer viaja flotando más allá de los límites de la cancha del Arthur Ashe Stadium. Juan Martín Del Potro se desploma con los brazos abiertos sobre el cemento y llora, agarrándose la cara. Es el campeón del US Open. Para la mayoría de los tenistas, ganar un Grand Slam es el objetivo máximo, pero para el tandilense fue el comienzo de una historia sin igual.

A una semana de cumplir los 21 años, “Delpo” se transformó en la nueva estrella del tenis argentino, radiante por mérito propio y con un futuro descollante. Pero no fue la cima, sino el inicio. Su figura trascendió las fronteras nacionales y se erigió en un pilar de las raquetas de todo el mundo.

Diez años después, la “Película Del Potro” sigue activa. Tuvo capítulos emocionantes, de comedia, de heroísmo y también dramas imposible de superar. Pero la “Torre” los superó.

A lo largo de esta década, la mejor raqueta albiceleste de los últimos años debió dejar atrás una cirugía en su muñeca derecha y tres en la izquierda, sumadas a dos fracturas en la rótula derecha en la que intentó primero una terapia alternativa y luego otro paso por el quirófano. Pero el tandilense de los derechazos de estruendo siempre regresó.

Su imagen siempre entrañó un profundo cariño en los fanáticos del tenis en todo el planeta, y generó una estima poco vista en sus propios colegas. Federer fue uno de los jugadores que más habló –y lamentó- sobre sus deserciones del circuito, pero también lo hicieron Novak Djokovic, Rafael Nadal, Andy Murray y tantísimos más. Aun los torneos, desde sus redes oficiales, lamentaron o festejaron los diferentes momentos del tandilense.

Después de una década de su mayor triunfo, Del Potro es un tenista de elite, y los grandes nombres del ATP Tour así lo demuestran. En primer lugar por sus palabras afectuosas y lo que representa su ausencia, y en segundo por su forma de encarar los partidos. Hasta los más talentosos y dominadores del calendario temieron siempre enfrentar esa derecha feroz y sus inatajables servicios.

Ese lunes de 2009, la “Torre” conquistó su último trofeo de la temporada. Hasta ahora agregó 15 más y totaliza 22. En este período, no todo fueron malas. Las medallas de bronce de Londres y de plata en Río (el epicentro de su resurgir) quedarán en forma indeleble en el recuerdo del deporte nacional. Y la obtención de la Copa Davis, en 2016, será para siempre la deuda saldada y el mayor hito colectivo, con actuaciones heroicas que lo encumbraron.

Del Potro se ganó su lugar en el selecto grupo de los poderosos del deporte blanco. Quizás estaba destinado, por su estilo de juego, por su calidad o por su carisma. Pero su consagración en Flushing Meadows lo transformó. Ya no fue una promesa o un joven al que seguir a futuro.

Las lesiones lo frenaron, es verdad, y quién sabe a dónde podría haber llegado si continuaba sano. En sus momentos más destacados (habiendo sido primero 4° y luego 3°, su mejor posición), aparecieron los problemas. Está claro: cuando “Delpo” está íntegro, es un rival de temer para cualquiera.

Sólo un Djokovic que rozó la perfección le puso un límite en 2018 cuando jugaron la final del US Open. Desde aquel 2009, sólo él, entre los argentinos, estuvo tan cerca en los Grand Slam, y fue de los pocos que lograron meter su nombre entre los Cuatro Fantásticos.

“Milagro”, la palabra que suele entreverarse con el apellido del tandilense. El tenista que pasó de ser uno de los mejores del mundo a sufrir –nada menos- con sus manos, pasar el puesto 1000 (ahora está 71°) y volver del inframundo para conquistar la gloria. El argentino más destacado del tenis mundial es así de impredecible, y no suena descabellado pensar que, en algunas semanas, tras su regreso por la lesión en la rodilla, sea protagonista de otro capítulo heroico.

Tal vez “Delpo” se encontró demasiado rápido con su sueño cumplido, el de ganar en las míticas canchas de Nueva York. Pero desde ese día se convirtió para siempre en una leyenda nacional y en una figura rutilante del circuito. Pese a todo, a pensar en el retiro por las lesiones y a tener que superar varios problemas, sigue de pie. Y el mundo sigue esperando su regreso.

Fuente: Ámbito.

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