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Invierno sin gripe: las 5 vitaminas que benefician la salud

La idea es incorporarlas a través de una serie de alimentos que incluyen oleaginosas, frutas y cereales. Cuál es la relación entre las bajas temperaturas y las calorías

Durante el invierno ocurre un incremento significativo de las infecciones del tracto respiratorio. ¿El motivo? El aumento de la circulación viral en la sociedad, que facilita el ingreso del germen en el organismo.

"Estos diminutos microorganismos encuentran en esta época del año condiciones excepcionales para su persistencia en suspensión en el aire y su transmisión  o por contacto con la vía respiratoria de otras personas", dijo el doctor Carlos Luna (MN 46.388), coordinador de la sección Infecciones Pulmonares de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.

Si bien los medicamentos pueden ayudar a reducir la sintomatología más típica, un estado nutricional adecuado es sinónimo de una buena función de defensa del organismo.

"Las vitaminas son las protagonistas exclusivas en el invierno, ya que todas aportan algo diferente para la salud. Hay un grupo de cinco que favorecen notablemente el organismo de las personas en esta etapa del año", explicó la doctora Zulema Stolarza, presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición.

– La vitamina A es un antioxidante natural y ayuda a proteger la mucosas. Se halla en las verduras de color amarillo, naranja y rojo (zanahoria, calabaza, zapallo y melón, entre otros); también la aportan alimentos de origen animal como el hígado.
– La vitamina C es necesaria para el crecimiento y la reparación de tejidos del cuerpo. Se encuentra en todos los cítricos, el ananá, los frutos rojos, la sandía, el mango, el kiwi, los pimientos y las verduras de hojas verdes y oscuras.
– La vitamina E, un potente antioxidante. Está en las semillas de girasol, almendras y avellanas.
– La vitamina B ayuda a reforzar el sistema inmune. Se encuentra en los cereales integrales, verduras de color verde, legumbres y hongos.
– La vitamina D, en valores bajos, le brinda un camino libre a las infecciones, por lo que es importante aumentar su consumo.

¿Cuánto se come y cuánto se necesita?

La pregunta, en el comienzo del invierno, encuentra más sentido que en otras ocasiones. "A veces se le proporcionan al organismo demasiados alimentos que terminan produciendo un efecto contrario al buscado. Las altas o bajas temperaturas no tiene ninguna relación con las calorías", explicó a Infobae la nutricionista Florencia Cugliari (MN 7.575).

 La cantidad de calorías que demanda el cuerpo nace de la poca o mucha actividad que se realiza
Según los especialistas, la relación entre el frío y los alimentos proviene de una cuestión cultural y no de una "necesidad" del organismo.

Las verduras y sus colores son fundamentales en los planes dietarios (Shutterstock) Las verduras y sus colores son fundamentales en los planes dietarios (Shutterstock)
"No está mal variar la alimentación en invierno, pero sin aumentar las calorías. La idea de que esta estación es la culpable de que una persona coma más, es mentira. La necesidad de consumir más calorías tiene que ver únicamente con el nivel de actividad que lleve un ser humano a cabo", agregó la especialista en nutrición.

El problema surge -básicamente- en aquellos individuos que durante el invierno incorporan a sus dietas alimentos más calóricos. Las papas, pastas y legumbres son sólo excusas, porque el verdadero inconveniente pasa por la reducción de la actividad física: esta combinación es la culpable de que la población aumente de peso durante los períodos de bajas temperaturas.

Respecto a la alimentación, "las frutas y las verduras siempre son fundamentales. Cuanto más colores se consumen, mayor será el aporte para el organismo", sostuvo Cugliari.

En estos meses algunos especialistas recomiendan consumir dos frutas por día: una debe ser cí­trica -ya que posee antioxidantes que mejoran el sistema inmunológico- y la otra no necesariamente tiene que ser fresca, sino que puede ser cocida en forma de compota o asada.

La idea es que la cocción sea siempre lo menor posible para evitar que pierda sus propiedades. Cocinar al vapor o saltear con un poco de aceite es la mejor opción.

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